Autor: William Mondragón
Bibliotecario División de Bibliotecas
Parecía un día
rutinario en colección reserva: préstamos y cancelaciones continuas. De pronto, vi acercarse a un hombre de actitud agradable,
parecía ilustrado y con cara de pastel. A este sujeto lo denominaré “Timo”, porque en un 2
por 3 me envolvió de una forma muy convincente... Esta es la historia:
- Timo: “Buenas, estaaa
tuuu compañero” - Preguntó, como alargando y pausando sus
palabras.
- Yo le respondí
automáticamente: - Buenas ¿Quién, Walter?
- Timo: “¡Si, walter,
el mismo!”.
- Yo: - Él acabó de
salir, si gustas espéralo 10 minutos - le contesté, y seguí
atendiendo otros usuarios; mientras tanto Timo, algo ansioso, miraba
sin parar su reloj de pulso. De pronto, tomó aire y sin pena, me
dijo: - soy profesor, lo que pasa es que tengo mucho afán y me he
quedado sin gasolina. Ahora mismo tengo mi automóvil parqueado en
la Pasoancho, aquí afuerita de la U. Necesito unos $ 10.000
para comprar un galoncito y llegar hasta la gasolinera, antes de que
el guarda me multe por parqueo no autorizado.
Francamente, a nadie le
gusta prestar dinero, pero este señor me generó confianza. Me puse
en sus zapatos y como supuestamente conocía a Walter ¿Quién no
conoce a Walter? - pensé. Pasaban los minutos, entonces me animé y
le dije: - bueno, yo te los presto, ¡pero me dejas tu documento!, a
lo cual accedió sin chistar. Con delicadeza sacó su
billetera para pasarme el documento. Esta acción me hizo creer su
historia: carro varado y amistad con Walter. Entonces le dije: -
sabes que.. deja así. Pensé que era imposible que un profesor con esa
pinta se pegara de $ 10.000.
Me pare del puesto y
busque mi maletin. Saqué mi billetera y ohhh sorpresa, sólo tenía
$ 6.000, se los pase. Timo con cara de buena gente y sonriendo me
dijo: no importa, con esto me alcanza para mover el carro hasta la
gasolinera. Le dije: -¡ok. con mucho gusto!. El Sr. Timo recalcaba
una y otra vez: - nos vemos más tarde, de lo contrario le dejo el
dinero con walter.
Al rato llegó walter, le
pregunté si conocía a un profesor x, se lo describí, walter me
dice: - “no, ni idea”. Esto me generó un sentimiento de duda, me creí enyesado y frentiado. Walter pregunta: - ¿por
qué, acaso vino a buscarme algún profesor? Yo por no pasar pena
ante mi compañero sólo le dije que lo habían venido a buscar.
Desde eso ha pasado un mes y nueve días, hasta el sol de hoy no ha aparecido “Timo”. Me gustaría verlo para felicitarlo por
estafar sólo a punta de verbo.
Conclusión: creo que
“Mr. Timo” utilizó técnicas de PNL (Programación
neurolinguística). Mínimo leyó: PNL para Dummis.
Signatura: 158.1 R287 3ed. Pero ¿qué más puedo pensar? La forma
de hablar, la vestimenta y la postura; el lenguaje corporal, la
inteligencia lingüística y las muletillas (necesito, estaaa tuuuu )
y la víctima termina la frase que está en su psique como respuesta
automática (técnica usada para sacar información). Así logró
sacar órdenes a nivel subconsciente y de paso explotar mi lado más
humano, o empatía que llaman, para lograr su cometido. Lo cómico
de esto es que vi la pelicula Focus antes de este incidente y
como ven no me percate de esta estafa en mis narices.
Comentarios
Publicar un comentario
Tus comentarios enriquecen nuestra Biblioteca ¡Gracias por Visitarnos!