Concurso Cuento corto: Señorita Gata y Libertad


 
 
 


Señorita Gata y Libertad
 
 
En el mundo de las sonrisas ha habido una revuelta, conmoción por todos lados hay. El caos se apodera de las calles. Todos corren, pocos piensan. En el frente de batalla una gata blanca de botas negras guiando está, con maullidos libertarios lidera a los que quieren seguirle. Se dirigen hacia el centro de las sonrisas.
 
Hace tres meses nadie imaginaba lo que ocurriría esta tarde de verano, aquí en el mundo de las sonrisas. Hace tres meses nadie sabía que oponerse era una opción. Nadie creía que “hacer” era posible. Todos se conformaban con ver y aceptar, con escuchar y obedecer. Porque así es como se vive en el mundo de las sonrisas, así es como es… o como era. Tres meses atrás tuvo lugar el evento inicial, suceso que desembocó en lo que sucede esta tarde de verano.
 
Doña Gata, dueña de una hermosa sonrisa llamada Libertad, era. Y la señorita Gata, hija de doña Gata, feliz de ver sonreír a su madre, era. Pero en el mundo de las sonrisas, un desastre se orquestaba. Algunos lagartos reunidos estaban, planeaban cómo sacar provecho de los habitantes de este mundo de sonrisas. Luego de deliberar, la decisión habían tomado. Vestir a las ratas de traje y mandarles a reunir sonrisas en nombre del progreso. Armar a los cerdos, para protección brindar.
 
Día a día, se recolectaban sonrisas. Primero, media sonrisa por semana era la cuota pactada. Según los lagartos, con las sonrisas se construirían generadores de sonrisas y así se llevaría sonrisas a todos los rincones del mundo de las sonrisas. Luego, a una sonrisa y media había subido la cuota. Pues, una ampliación del centro de las sonrisas era necesaria. Doña Gata hacía todo lo gatunamente posible por pagar la cuota. Pues se debía hacer en nombre del progreso, eso le habían dicho. El tiempo pasó y la señorita Gata le dijo – Madre, ¿Qué es esto que tienes en el pecho? – Tan solo es un granito de amargura, eso se quita con algo de tiempo, le respondió doña Gata. Pero el tiempo no ayudó y finalmente doña Gata, amargura crónica había sido diagnosticada. Ya difícilmente sonrisas producía, y las ratas no daban espera. Al retrasar el pago de las cuotas, la sonrisa Libertad le fue arrebatada.
 
Al ver la tristeza en el rostro de su madre, la señorita Gata comenzó a tener un sentimiento libertario en su corazón. La rebeldía al final infectó el alma de la señorita Gata. Ahora la señorita Gata, cambiar el mundo de las sonrisas quería. Se juntó con otros de Sadactados – nombre del barrio en el que vivía –. En secreto se hicieron llamar “Los de Sadactados” y comenzaron a planear el gran golpe. Un golpe al corazón del Cap y Talismo, organismos dirigidos por los lagartos y cerdos respectivamente. La fuerza vital del Cap y Talismo era nada más y nada menos que el centro de las sonrisas, lugar donde guardaban las sonrisas recolectadas por las ratas.
 
Así, en esta tarde de verano, la señorita Gata se encuentra ya cerca del centro de las sonrisas. Las ratas y lagartos ya han sido dominados, faltan los feroces cerdos. La batalla ya está acabando y los cerdos logran ser sometidos. La señorita Gata derrumba las paredes del centro de las sonrisas, y las sonrisas salen felices a buscar sus dueños. Entre la multitud se ve a la señorita Gata y Libertad salir juntas, se dirigen hacia donde doña Gata. Parece que esta tarde de verano está culminando.
 
¿Qué sucederá en este mundo de sonrisas sacudido por una gata blanca de botas negras? Supongo que el tiempo lo dirá. Pero al ver la intensa mirada en el rostro de la señorita Gata y en el resto de “Los de Sadactados”, yo creo que el mundo de las sonrisas estará bien.
 
Autor: Azul de Melón

 

 

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