ARREPENTIMIENTO
TARDÍO
Soy
un
joven
y
afortunado
hijo
único
quien
siempre
ha
vivido
relajado,
porque
la
vida
para
mí es
fácil
y
placentera.
Cuento
con
todo,
o
bueno,
casi
con
todo.
Luisa
quien
también
se
crió
en
el
barrio,
chica
muy
despierta,
locuaz
e
inteligente,
de
quien
creía
estar
enamorado,
ni
atención
me
presta.
Está
en
la
universidad
y
disque
quiere
ser
profesional,
más,
¿cuál
es
la
prisa
y
mi
preocupación?,
si,
Mariana,
la
chica
más
hermosa
del
sector,
con
su
cuerpo
escultural,
senos
protuberantes,
ojos
color
de
almendra
y
rostro
angelical,
¡me
satisface
en
todo
lo
que
deseo?
Anoche
precisamente
después
de
tres
cervezas
y
unos
aguardientes
que
ella
gastó,
estuve
en
su
apartamento
aprovechando
que
sus
padres
andan
de
viaje
y nos
portamos
ardientes
y
fogosos
como
potros
en
celo,
después
de
tres
cachos
de
marihuana,
una
buena
porción
de
cripa
y
dos
aspiraditas
de
coca,
con
lo
cual
me
sentí
como
en
el
cielo.
Ante
esto,
¿para
qué
pienso
en
Martica
y
en
sus
ínfulas
de
mujer
instruida,
o
en
eso
que
llaman
disque
estudio?
¡Que
lo
hagan
los
resentidos
o
amargados
que
no
saben
lo
que
es
vivir
bien!
Yo,
mejor
sigo
con
mi
vida.
Hoy
al
caer
la
noche,
precisamente
me
encontré
con
“El
tuerto”,
uno
de
mis
mejores
amigos
y en
su
compañía
visité
un
burdel
donde
en
medio
de
hermosas
mujeres,
pasamos
de
lo
más
rico.
Creo
que
son
pocas
las
personas
como
yo,
que
hacen
lo
que
quieren
y
viven
con
alborozo
y
a
satisfacción.
Bueno;
ya
es
de
noche
y
estoy
frente
a
mi
casa,
¿y
esos
truenos?,
empero,
como
no
soy
chismoso,
no
voy
a ver
que
sucedió,
aunque
parece
que
quiñaron
a
alguien.
Oigo
como
voces
y la
multitud
que
se
arremolina.
“fueron
esos
dos
que
huyen
en
moto”
escucho
que
susurra
alguien.
“Llamemos
a
la
policía”
dice
una
señora.
¡huy!,
esos
tombos
si
demoran,
“
pienso
para
mí
“
y,
yo
con
deseos
de
saber
qué
pasó.
Oigo
ruidos
de
moto,
parece
que
ya
vienen.
¿Qué
sucedió?
Pregunta
un
agente.
“Yo
no
sé”
contestó
alguien,
“apenas
paso
por
aquí”.
“Como
que
está
muerto”
se
hoyó
decir,
“Hay
que
pedir
una
ambulancia
y
alguien
que
venga
a
hacer
el
levantamiento”.
¿Quién
será
la
víctima?,
cuchichean
las
personas,
no
parece
ser
de por
aquí;
“volteémoslo
para
ver
quién
es”,
oigo
que
dice
un
policía,
no, “esperemos”
contestó
el
otro,
“después
nos
podemos
ver
en
problemas
por
moverlo”
Bueno:
“un
muerto
más”
¿qué
me
puede
importar?,
creo
que
mejor
me
alisto
para
dormir.
Empero,
¿qué
es
ese
ruido
aquí
frente
a mi
casa?
Y
¿esa
vos
que
percibo
mientras
se
abre
la
puerta,
no es
la
de
mi
mamá?
¡o
no!,
“mataron
a
Francisco
mi
hijo”,
la
escucho
que
grita.
Un
sentimiento
indescriptible
se
apodera
de
mí,
mientras
lentamente
una
fría,
fúnebre,
lúgubre
y
mortal
oscuridad
me
invade.
¡Dios
mío!
¿Qué
hice
con mi
vida?
Comentarios
Publicar un comentario
Tus comentarios enriquecen nuestra Biblioteca ¡Gracias por Visitarnos!