“Catalina de Alcachofa”
La
pobrecilla enclenque, no había recuperado del todo el conocimiento
cuando se dio cuenta de la vida que le esperaba, con tan sólo
catorce, casada actualmente con Don Quiñones de Bultar, hijo único
del señor Francisco de Quiñones, y su señora esposa Matilde la
Grande, buen mozo, de casi cuarenta o cuarenta y dos años, y futuro
heredero de la fortuna del padre, mujeriego como ningún otro, había
contraído nupcias con la Bella Catalina de Alcachofa, sin embargo, a
diferencia de lo que todos creían la bella Catalina, virgen, criada
de buena familia, había sido enseñada con los modales, y buena
venturanzas de una esposa ,al igual que sus dos hermanas se le enseñó
a coser, a tejer la rueca, a cocinar y hacer las labores de la casa,
para que pueda según decía su madre, casarse con un buen partido,
fue así, como la obligaron a unir su vida por el sagrado matrimonio
con Don Quiñones, sólo supo que por aquel entonces cuando despertó
ensangrentada en la alcoba del viejo, su señor marido ahora, había
sido despojada de su virginidad, había que cumplirle al esposo para
engendrar hijos según decía su madre, desde entonces empezó la
terrible pesadilla para Catalina.
Sus
días como las de toda recién casada eran entre otras cosas, lavarle
y tejerle la ropa a Don Quiñones, a las seis de la tarde, llegaba el
viejo con larga barba, y esperaba ansiosamente acostarse con ella, le
exigía estar lista para cuando él llegaba y le abofeteaba
reclamándole que se embarace.
Ella
pasaba las noches llorando por su suerte, Don Quiñones era un viejo
asqueroso que a duras penas se bañaba y de por sí, mantenía con
todas las mujeres del pueblo, llegaba oliendo a perfume de mujer, y
lo peor es que los rumores llegaban hasta Doña Catalina, quien no
hacía más que llorar, era incapaz de hacerle un reclamo a su
marido, pues éste gritándole le decía- “Es lo menos que puedo
hacer Catalina, ya ni pa’ eso sirves-, -Quítate la pijama, hazlo
ya, maldita sea y deja de llorar- y era así como sucedía una y otra
vez.
Catalina
de Alcachofa había sido la menor de tres hermanas, aquel día cuando
Don Quiñones llegó a su casa, se rumoraba que iba a pedir la mano
de Manuela de Alcachofa de 20 años, y de igual belleza que Catalina
y con edad de casar y Felipa de Alcachofa quien ya rondaba por los
17, la familia de Alcachofa había preparado la cena y esperaba
regocijados ver en Manuela el futuro promisorio de la familia.
-Imposible-
dijo Don Abelardo De Alcachofa, cuándo escuchó las pretensiones de
Don Quiñones –Es sólo una niña- todavía se hace en la cama, -
es totalmente cierto- intervino Doña Florentina Bustar. No obstante
minutos más tarde, ya se veía despedir a Catalina con el viejo, y 2
años después, se vio entrar a Catalina por esa misma puerta a punto
de morir.
L.ROS
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