Exterminio
El mundo está volviendo a lo que solía ser antes, ahora todo son vivos colores que lo inundan todo con majestuosidad, ella avanza victoriosa sobre todo lo que fuimos, nuestro orgulloso y pretencioso legado ha sido engullido por nuestra madre.
El mundo recobra su vida con una velocidad increíble, las praderas
se llenan de vida con
seres
que no veíamos en nuestros tiempos
de gloria. Ahora el mar ebulle de vida con seres completamente increíbles tanto en su forma como en su propio ser casi imposible y los cielos, oh nuestros
cielos, o al menos los creíamos nuestros, ahora son gobernados
por
seres que creíamos extintos hace muchos solsticios y equinoccios.
En nuestra infinita soberbia nos
creímos únicos, parece increíble que pudiésemos
pensar así, y fue justamente eso lo que causó nuestra desaparición, ellos
solo esperaron, esperaron
nuestra cumbre para destruirnos y junto con nosotros todo lo que representamos, un castigo
justo para aquellos
que usurparon su trono.
Nosotros… no la raza a la que pertenecía reinó por mucho tiempo sobre Avtech, obernando en un trono usurpado y rigiendo vidas sobre las
que no teníamos derecho
alguno. Nuestra madre nos
dejó jugar a ser soberanos hasta que se cansó de nosotros.
Millares desaparecieron en un día sangriento, violento, excesivo, los
verdaderos gobernantes
reclamaron su trono a sangre y fuego y nosotros
desaparecimos
en
ríos de carmesí y lechos de plumas.
Los cuerpos y sangre de mi raza alimentaron a nuestra madre, nuestra muerte tan dolorosa y aterradora trajo vida y color
Aun ignoro porque sobreviví pero ellos
pasaron a mi lado asesinando y destrozando todo lo
que nosotros significamos, yo no luche, solo me limité a observar horrorizada como todo
lo
que conocía y amaba era destruido.
Cuando acabó el día vague por Avtech hasta que sin razón alguna me dirigí a uno de los 5 eternos. Para escapar de todo, de mí, de lo que éramos, del recuerdo, en la mañana a duras penas
se
podía ver algún vestigio de nosotros, la naturaleza lo engulle todo, nuestra madre
es cruel, pero tiene sus
razones.
Por todo avtec están distribuidas
5 construcciones, los
eternos
antiguos a nosotros, casi antiguos
a todo,
la magia flota en el aire de ellos, misteriosos, indestructibles, cada uno maravilloso en su soledad y mágico ser.
El misterio de los
5 mantiene alejados
a los depredadores
nocturnos,
ellos
son anti
naturales… aunque hacen parte de madre, es
algo complicado, jamás lo logre entender muy bien.
Hoy en día surco los cielos, busco comida y quemo mi tiempo buscando el por
qué de mi existencia, mi lugar en la cadena.
He buscado sin parar, pero no lo encuentro, nuestra fisionomía no puede ser aún más inútil de lo que es, manos suaves, garras
inútiles, velocidad reducida en tierra y aunque el cielo es
mi territorio, gracias a mi velocidad soy una presa fácil, pero a los depredadores
no
les intereso.
Llevo un rato mirando mi reflejo en el estanque del cuarto que tomé anoche, nuestro
cabello siempre ha resaltado antinaturalmente, no hay nada más antinatural que el azul eléctrico, rompo mi reflejo con mis garras
salgo corriendo hacia la ventana y saltó, mis
alas halconinas
se
abren en el aire.
Me cruzo con dos reinantes, son realmente letales, nunca tuvimos
oportunidad alguna, ellos me conocen alzan la cabeza en forma de saludo, y yo la inclinó en un acto de sumisión y
saludo. Cuando me alejo de ellos
empiezo mi ascenso hasta que las
puntas
de mis
alas empiezan a congelarse,
nuestra luz es tremendamente fría, me gusta, el suelo es el que
emana calor, caigo en picada cuando dejo de sentir partes
de mi cuerpo, no quiero morir congelada aunque no sería la primera.
Sigo buscando nuestro por qué, pero no hay nada, todo se destruyó,
o al menos nunca existió, no queda nada nuestro, fuimos borrados de la faz de avtech solo estoy yo, un ser
que no encaja, antinaturalmente vistoso, condenado a morir en soledad junto con su raza, una raza de desastre en un mundo de ensueño, castigados por su madre
Tal vez nosotros
solo fuimos
una
fluctuación de la magia un capricho de nuestra madre naturaleza, no hay sentido, solo un error.
Escrito por Athenea Mejía
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