Generación
extraña
Levanto
la cabeza, el cuello duele un poco, siento entonces un aroma extraño,
juventud.
Miro
alrededor, siento algunas presencias o ausencias que tiñen el lugar
con una luz extraña, el brillo perturba la mirada que se levanta, mi
cabeza no soporta, entonces estalla un dolor intenso. Nadie lo
percibe, nadie pregunta, nadie sale de su concentración intacta; en
esos rostros hay risas, lágrimas tras la luz que refleja, hay
cuerpos fríos, dedos que bailan en un roce imperfecto en la
pantalla.
Miro
a la derecha, debajo de las escaleras el niño grita “¡mamá,
tengo hambre!”
Miro
a la izquierda, un disparo directo al corazón de un hombre que cae
como un árbol al derribarlo, seco y sonoro.
Nadie
lo nota, nadie lo escucha, no hay asombro, sólo rostros grises
iluminados y dedos que no cesan el baile. Decido entonces, agachar mi
cabeza, los sonidos se convierten en tenues susurros, los lugares se
disipan, las presencias ya no están, mi cuello se paraliza, el dolor
ya no está y mi rostro se ilumina frente a una pantalla.
Autor:
Saudade
Comentarios
Publicar un comentario
Tus comentarios enriquecen nuestra Biblioteca ¡Gracias por Visitarnos!