El juego de las canicas de mármol
Él
estaba
ahí,
de pie,
perdido
e indiferente
al
frenético
ritmo
de las
fiestas
navideñas;
observando
la
exhibición
de múltiples
juegos
de
mesa
que
se
ofrecían
como
el
regalo
ideal.
Con
curiosidad
escogió
una
de
las
cajas
que le
resultó
desconocida
e interesante…
The
marble
game
(El
juego
de las
canicas
de mármol).
Pagó
y
se
fue.
Ya
en
casa,
leyó
cuidadosamente
las
instrucciones,
y aunque
trato
de
seguirlas
para
comprender
el
juego
de
ingenio, no
logro
de
ninguna
manera
acertar
con
este.
Rascándose
la cabeza,
decidió
hacer
trampa,
buscando
en
la
Internet
la solución
al
juego.
Se deslizó
cuidadosamente
en
la larga
lista
de opciones
que le brindaba
You Tube hasta
que
se
detuvo
en
una
con
el
título:
‘Solitaire
solution’.
El
video
fue
claro,
y al
fin
comprendió
la
mecánica,
pero
ya
se
aburrió.
Casi
que
automáticamente,
empezó
a leer
los diferentes
comentarios
que los
usuarios
de las
redes
sociales
suelen
dejar;
tropezó
con
uno
que hacia
alguien
que se
denominaba
“56bluegold”:
“¡Muy
buen
juego!
Solo espero
algún
día tener
uno”.
Le
respondió:
“Dime
tu dirección
y yo
te envío
uno”
“Hola
noble persona,
mi
dirección
es: P.
O. Box
148, Harvest
Ala, 35749 USA”
“Gracias,
lo estarás
recibiendo
en
cualquier
momento”
“Gracias”
“Pero,
dime tu nombre,
necesito
escribir
este
en
el
paquete”
“Mi
nombre es
Edward
Poole”
“¡Hola
Edward!
El
juego
va
en
camino.
Cuando
te
llegue,
déjame
saberlo
por
favor.
¡Adiós!”
“¡Hola!
Sí,
yo
te dejare
saberlo
cuando
lo reciba”
Quince
días
después,
al
abrir
su
correo
electrónico,
se
encontró
con
este
mensaje
de Poole:
“¡Hola
Alejandro!
Espero
hallas
conseguido
mi
mensaje.
Si
ya
lo
leíste,
déjame saberlo
por favor”
“¡Hola
Edward!
¿Cuál
mensaje?
Dime, ¿ya
recibiste
el
paquete?”
“¡Hola
mi
buen
amigo!
Yo
te
envié
un
mensaje
el
sábado
12
del
2014
para
decirte
que ya
recibí
el
regalo,
ese
mismo
día.
Yo
te
envié
el
mensaje
a tu
página
en
la
web.
Yo quiero
agradecerte
el
regalo.
¡Es
una
hermosa
pieza!
Permita
el
Dios del
cielo,
te bendiga,
a
ti
y a
tu
familia
en
todas
las
cosas;
buena
salud,
prosperidad
financiera,
buenas
relaciones,
y
mucho
más”.
Al mirar
el
correo
se encontró
con
los buenos
deseos
del
hombre.
“Yo
te
deseo
a
ti
y
a
tu
familia,
una
Feliz
Navidad,
y
un
Próspero
Año
Nuevo.
Gracias
nuevamente
por
tan hermoso
regalo”
Una serena
sonrisa
adorno
su
rostro,
al
haber
hecho
feliz
a un
hombre
desconocido,
con
un juego
de mesa,
que
en su opinión,
le pareció
aburrido.
RAQUEL
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