El
dolor de un amor
(Autor: Jairo Canaval Erazo)
Querida
Ana, hoy te escribo no para recriminarte sino para desearte una vida
feliz, porque lamentablemente así es el amor sincero que te profeso
desde el mismísimo día en que te vi por primera vez.
Cuando
se ama, como lo hago yo, se quiere lo mejor para el otro, aunque el
dolor nos aprisione el alma y la respiración funcione como si
tuviéramos la pata de un elefante sobre el pecho.
Sólo
ahora alcanzo a comprender que no me quieres y quizá nunca me
quisiste, aunque yo destilaba el más puro y sublime amor, y mientras
estaba a tu lado todo era júbilo y emoción.
Cuando
te conocí talvez me mirabas como a cualquier otro, o quizá con
compasión, pero sólo se me ocurrió pensar que nos amábamos como
nadie lo había hecho y, por supuesto, no pude percatarme que sólo
me querías utilizar, quizá de buena fe, para otros propósitos
diferentes al estar conmigo.
Sólo
ahora, en este momento, comprendo que, con o sin intención, te
acercaste a mí para conquistar a mi gran amigo José. Como él no se
interesó por ti, en un principio, decidiste acercarte a mi vida para
no perderlo de vista pues, hasta hace poco, él era como mi sombra.
No
imaginas cuantas lágrimas y congoja me está costando entender este
asunto que me lacera el alma y no me permite pensar más que en
reprocharme por este absurdo y sordo dolor.
Si
es cierto que mientras creía que me amabas también padecía un
dulce sufrimiento que se adormecía con tu presencia, esa pena era
pasajera, como una nube en época de verano, y la felicidad
retornaba.
Y
mientras mi amor crecía, adorada Ana, José comenzó a verte
diferente, pero yo estaba tan ciego de amor que sólo se me ocurrió
pensar que la amistad entre ustedes era natural.
Ahora
que me percato de tus verdaderos sentimientos y que todo cambió en
mi vida; ahora que es tarde para todo y temprano para nada; ahora que
la existencia perdió sentido, quiero decirte que no te odio ni
tampoco siento aversión por aquel que fue mi gran amigo.
Justamente,
ahora que el mundo cambió radicalmente, te escribo para contarte que
ya no amo la vida, pero a ti, aunque quisiera, a ti nunca te dejaré
de amar.
Atentamente
IRO
Comentarios
Publicar un comentario
Tus comentarios enriquecen nuestra Biblioteca ¡Gracias por Visitarnos!