Concurso de Cuento corto: La Paz se hace letra 20.17: LA LEY





LA LEY

—Toca matarlo. Así no podemos seguir.

—¿Qué? No, cómo se les ocurre tal acto de barbarie.

—El compáire Pedro tiene razón. Sólo hay que mirale la pierna pa’dalse cuenta. Con unos tiros en la cabeza tiene. Pa’mí que ni los jiente.

—Ya les dije que no. ¡Nadie lo va a matar!

—Es la ley, doctor: el que no pue’a segui se lo mata, y listo. Sin problemas.

—Me importa un culo su tal ley, ¡malnacidos! Nadie va a matar a nadie, ¿entienden? —Pues eso está por verse, doctor Marcos.

Pedro toma con fuerza a Marcos del hombro y lo tira contra el suelo. Le pone una rodilla en el pecho y lo aprieta fuerte contra la tierra. En la caída Marcos escucha un crujido interno, un dolor secreto que le nace en la pierna. Juan ya ha sacado su Smith and Wesson.

—Juan, por favor, no tiene que hacerlo.

Juan se acerca a Marcos y se arrodilla para ver su rostro untado de tierra. Dispara tres veces a la cabeza. La ensalada de sangre y sesos salpica a los tres hombres por igual. Marcos ve cómo su caballo se desplomaba junto a él; ambos comparten el mismo lecho.

Marcos se pone en pie. Juan guarda el revólver y mira cómo Pedro vuelve a su caballo. Mientras tanto, Marcos se esfuerza por llegar junto a él y subir al caballo sin que noten que se ha roto la pierna.

—Qué pesa’o está, don Marcos —dice Juan, aún con el revólver en la mano.

Henry Simon Leprince

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