Concurso de Cuento corto: La Paz se hace letra 20.17: SIMPLEMENTE DEBES VIVIR




SIMPLEMENTE DEBES VIVIR

Aquel día valientemente me animé a preguntarle a mi abuela: ¿Por qué las personas no son felices?... Pues me intrigaba desde hace mucho. Ella simplemente sonrió y algo desconcertada respondió:

-“¿No eres un poco joven para preguntarme eso? ¿Acaso hay algo que te molesta?”

-¡Claro que no abuela! ¡Yo soy muy feliz! Puedo jugar después de la escuela, comer muchos dulces, ver caricaturas en la televisión, y mamá sonríe cuando le muestro mis dibujos.

-“Ya veo, entonces… ¿por qué lo preguntas?”

-Es que pronto cumpliré diez años y me quedará poco tiempo de felicidad, los adultos siempre están quejándose de lo difícil que es la vida y ¡No se ven para nada felices! Así que me gustaría saber cómo hacerlo de la forma correcta; solo sé vivir como lo hacen los niños y no quiero convertirme en alguien que no sonríe mucho. ¡Me gusta divertirme!

-“Entiendo mi pequeña. Sabes no se la forma correcta de vivir, y tampoco tengo un manual para ello; pero… ¡Si puedo contarte la historia de una mujer que se preguntó exactamente lo mismo!”

-“Aquella chica tenía 23 años cuando se dio cuenta de lo difícil que era la vida, y que los sueños no siempre se hacen realidad. Provenía de una familia no muy adinerada; quiso estudiar historia y ser maestra pero no tenía la capacidad económica para entrar a una universidad. Soñaba con tener una familia pero la persona que quería nunca la amó, no era una mujer que destacara mucho por su belleza. Aun así término casándose con un hombre por el que solo sentía un profundo aprecio; pues siempre temió no encontrar a alguien más y quedarse sola. Poco tiempo después tuvo una hija a la cual llamo Anna, era la luz de sus ojos y hacía que su mundo fuera perfecto, a pesar de no haber logrado lo que quería. Pero la vida parecía no estar de acuerdo en que fuera feliz, pues Anna murió tiempo después a causa de una enfermedad respiratoria. Su esposo la culpo por ello y termino dejándola. Intento suicidarse dos veces pero no tuvo éxito, siempre llegaba alguien a salvarla. No sabía que debía hacer, su vida no tenía sentido y al parecer tampoco podía morir. Paso mucho tiempo sintiendo lastima de sí misma, dejó de comer y eligió un encierro voluntario: ¿Por qué todo debe ser tan difícil? -se dijo a sí misma-; pues se lo había imaginado pero realmente era mucho peor. Solo tenía dos opciones, aceptar lo que había pasado y seguir adelante o simplemente esperar que la muerte se apiadara de ella”.

-“¿Qué crees que eligió?”

-No lo sé abuela después de todo lo que tuvo que pasar, vaya… que es difícil, si tan solo hubiera luchado por sus sueños, ¡quizás su vida sería diferente!

-“¿Eso crees?... Pues yo pienso, que si ella no hubiera tenido que pasar tanto sufrimiento, no sería la persona que es ahora. Y no tendría una linda nieta que pregunta cosas que no están acorde a su edad”.

Me quedé asombrada ante tal revelación, y al ver su expresión vacía mientras miraba fijamente la ventana, quise preguntarle si lamentaba las decisiones que había tomado. Ella simplemente sonrió y dijo en un tono cálido que no tenía razones para hacerlo, lo había hecho lo mejor que podía en aquel entonces y eso hacía que se recordara sin resentimiento. Era capaz de mirar con bondad y ternura a la mujer que intento cambiar las cosas, aquella mujer que con sus acciones la llevó a un lugar que no fue el de sus sueños; pero que quizás era en el que necesitaba estar. Por último dijo:

-“No siempre lo que deseamos es lo que necesitamos, la vida lo sabe y entonces cuando nos perdemos hace todo lo posible por hacernos retomar el camino. No te resistas mi pequeña niña disfruta cada experiencia. Nada es tan malo ni tan bueno como parece, cada cosa que hagas, hazlo lo mejor que puedas y no odies lo que eres o lo que fuiste. Siempre estarás donde debes estar, no te preocupes por nada más. ¡Así que, simplemente vive y se feliz! es lo único que debes hacer”.


Autor: Margi

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