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Mostrando entradas de junio, 2022

VI Concurso de Cuento Corto: La malquerida.

Soy una mujer, la mujer de las montañas y el río, hija de la luna y los montes; provengo de la guerra, de la cultura y el bahareque. Soy una niña que busca de un pecho con olor a madre donde pueda sentir amor y seguridad, solo necesito un hogar en donde pueda dormir. Soy la heredera de las quemaduras de mi madre, de mi abuela, de mi tía, mi hermana y mi sobrina. Soy el reflejo del trabajo femenino y las madrugadas de cocinera. Provengo de lo más alto de la montaña; allá donde nace el sol y los senos del valle se muestran con resplandor para amar al día y mimar a la neblina. Llevo dentro de mi vientre una semilla; una pequeña luz que ilumina el camino para andar, la lámpara de esperanza. Embarazada pero tan joven a la vez, preñada y lastimada, tan pequeña y madura al mismo tiempo; Estoy embarazada, algo que no deseo, producto de una violación. Me duele el cabello, son esas trenzas de mujer latina que cargan en su cabecera: el arroz, el chocolate, la harina y el café. Mi mochila ...

VI Concurso de Cuento Corto: Verbo

El terror acompañó la luz que golpeaba en sus ojos entreabiertos mientras permanecía sentado en el filo de la dura cama, que es cómplice de los secretos que le cuenta a su almohada, aquella frase, que hizo suya, permanecía desfilando por los recovecos de su mente estaba seguro que ni un tiro podría arrancársela. El libro, compañero de insomnios, permanecía en la misma posición abierto exponiendo la frase que resaltaba sin estarlo. La sangre pudo más y volvió a ojear la tinta plasmada por más de diez lustros en aquellas hojas desquebrajadas por el paso inaferrable del tiempo, al momento de posar la primera caricia sobre el primer fonema resonó, con la fuerza del universo, el peso del que conoce desconocerse. El tiempo tan efímero como contundente pasó no supo cuánto, sin embargo ya iba de vuelta a su hogar en un trayecto tan familiar pero extraño, reconoce vías, esquinas, ventanas, mas no personas; ve pasar letras, ideas, frases que nunca había visto u oído. Igual ninguna de...

VI Concurso de Cuento Corto: Sol, trabajo y vida.

Yacía boca bajo, sus nalgas desnudas sobresalían junto con la punta de sus dedos que tocaban la corriente del río. No le preocupaba nada, en su descanso el sol le acariciaba la piel, le dejaba la marca de que por ahí se había expuesto más tiempo del necesario al cariño abrasador del “mono”. La vida había sido justa, justa con Álvaro; Alvarito para los amigos y Don Álvaro para sus empleados. Gracias a ellos estaba allí pero nunca supo agradecer. Llegó el día en que sus trabajadores cansados y cansadas de ser explotados decidieron de manera unánime retirarse, dejando el cuidado de Álvaro a Álvaro. Después de tres días no pudo seguir, pues él que siempre vio el río como un paseo, los pies para recibir masajes y el sol para el bronceado no entendía que uno es vida, el otro camino y el ultimo es trabajo.

VI Concurso de Cuento Corto: LAS VERDADES DEL TIO JULIAN

Don Julián un viejo necio y exagerado, oriundo del rio Naya, era un hombre de monte dedicado al cultivo de pan coger; decía haberle ganado una pelea al duende. Que sabia secretos, decían los que bien lo conocían. Era muy popular por su gran imaginación, a todo tema le tenía respuesta; no había experiencia que él no hubiese vivido. Un buen día la hija de su sobrina enfermo y nada la hacía mejorar. ─será aplicarle un suero vitaminado, ─dijo su sobrina─ inmediatamente el viejo Julián contesto ─a yo cuando era joven me inyectaron suero eh Naidy─, ─ ¡como tío! ─, ─suero eh Naidy, y nunca más me volví a enferma─. En la casa nadie lo podía creer y todos se burlaron de él. Decía que una comadre de él dio a luz el 33 de julio, que cuando era pequeño su mama lo purgaba una vez por semana, que camino de Buenaventura a Buga y de Buga a Buenaventura en un día. Porfiaba que existía un pez que tenía tres carnes diferentes, pescado, cerdo y res. En casa de su sobrina se había convertido oírlo habl...

VI Concurso de Cuento Corto: EL INQUILINATO DEL DIABLO

Con las gotas del sol caminaba, buscaba donde recostar mis pesares porque ya estaba cansado de cargarlos en una bolsa. Doña Luz se alcanzó a mudar hace un par de semanas, encontré el aviso cuando no sabía dónde sobrevivir en la noche, la única pieza estaba a la orden del que pudiera rentarla para reemplazar la vacante del dolor disponible. Era uno de esos lugares que se encuentra en la semántica con una descripción de extracción humilde, solo pobres juntos que sobrecargan su vivir en la miseria. Desde la entrada se veía un corredor sin final, con eternas puertas que llevan a rincones de recuerdos basados en historias tristes, siempre tristes. Luego de una semana instalado estalló la pandemia del cansancio y dolor mental; dos días de incertidumbre, tres días de penumbra, cinco días de resistencia, otros cinco de costumbre, una quincena de aislamiento prolongada en la eternidad. En estas cuatro paredes ya no hay Esperanza y tampoco en el resto de la casa, ella ya no nos acompaña, cog...