Soy una mujer, la mujer de las montañas y el río, hija de la luna y los montes; provengo de la guerra, de la cultura y el bahareque. Soy una niña que busca de un pecho con olor a madre donde pueda sentir amor y seguridad, solo necesito un hogar en donde pueda dormir. Soy la heredera de las quemaduras de mi madre, de mi abuela, de mi tía, mi hermana y mi sobrina. Soy el reflejo del trabajo femenino y las madrugadas de cocinera. Provengo de lo más alto de la montaña; allá donde nace el sol y los senos del valle se muestran con resplandor para amar al día y mimar a la neblina. Llevo dentro de mi vientre una semilla; una pequeña luz que ilumina el camino para andar, la lámpara de esperanza. Embarazada pero tan joven a la vez, preñada y lastimada, tan pequeña y madura al mismo tiempo; Estoy embarazada, algo que no deseo, producto de una violación. Me duele el cabello, son esas trenzas de mujer latina que cargan en su cabecera: el arroz, el chocolate, la harina y el café. Mi mochila ...