Autora: Pili
División de Bibliotecas
Eran
las 12:30 de un día cualquiera ¡Por fin había llegado la hora del
almuerzo! Esa mañana en la portería fue particularmente larga, no
era para menos, era mi primer día como bibliotecaria. Ahora hacía
parte de la nómina de contratista, sentía mucha responsabilidad y
preocupación .-¡Había que hacerlo bien!-. La idea de que tienes
un pie a fuera de la empresa siempre te genera tensión. Los
primeros días en mi cabeza retumbaba la frase que me decía una
colega: “El puesto lo haces tú”, “El puesto lo haces tú”...
¡ya callate!. Ommm, mejor pensaré algo lindo.
La
Biblioteca Mario Carvajal es el sítio más accesible y central de la
Universidad. Está abierta 14 horas al día, incluidos los sábados;
por lo tanto no te aburres. Cada día es diferente, siempre aprendes
algo nuevo y mínimo conoces a alguien interesante.
¿Pero
cómo dejar de preocuparme?... La porteria es el lugar donde uno esta
más expuesto. Si llegas tarde todos se dan cuenta; si se perdió un
librote XL de Referencia los demás dicen: “fué el de la puerta”.
Quien tiene a cargo ese puesto es el primer referencista y debe
saber de todo: servicios, colecciones, funcionarios, conocer los
sitios de referencia de la Universidad por sus alias: búnker,
primipalandia, aeropuerto, el perol, etc.
En
la portería debes velar por que se haga silencio en la biblioteca.
Pero ¿cómo contener a la loca enamorada que justo al ingresar
recibe la llamada esperada del tinieblo después de una noche
afortunada. Ahí me encontraba yo, haciendo que ella contenga su
cóctel de emociones. - Por favor, contesta afuera. Recuerda hablar
más bajo. ¡Estamos en la Biblioteca! -
También
tienes que ver con el ingreso de los usuarios; no falta que en un
abrir y cerrar de ojos ingrese un estudiante con maletín, con
portaplanos y de ñapa con la guitarra; o el que trata de ingresar
con una sospechosa y abultada pancita llena de mecatos y el vive 100
entre el bolsillo de su pantalalón. Noooo -Haber jóvenes por
favor, el Reglamento-. Tampoco falta la madre desesperada que llega
preguntando cómo hace para que su hija entre a la U, entonces hay
que mirar los puntajes mínimos exigidos. Con el examen del ICFES en
mano lo pude confirmar: - Daysi andaba en otro cuento...-
Y
qué decir del Sr. elegante que intenta salir de la biblioteca con su
maletin de doble fondo como si nada.. pero cuando le digo: -
disculpe, por favor, me indica su maletin- , él responde con cierto
tonito: - ¿Ud. no sabé quien soy yo? …¡cielos, no lo sabia!. El
sr. si se veía como importante, pero ¿Cómo lo iba a saber? ¿acaso
era una celebrity? En Univalle eramos cerca de 22.000 almas y yo sólo
conocía a los de mi Facultad y por supuesto a Santiago, el profe
buenon de Deporte Formativo.
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