En un bosque, vivían patos, palomas,
ardillas y conejos, en especial un conejo que se caracterizaba por ser un poco
envidioso, tramposo y maldadoso.
En general la convivencia entre los
animales en el bosque era pacifica, pero un conejo llamado Sam, hacia que los
momentos tranquilos se convirtieran en tensionantes no solo por sus chistes de
mal gusto sobre la apariencia de los demás, si no por sus actos maldadosos.
Un día, los animales ya cansados de las
actuaciones de conejo Sam, se reunieron en el bosque en una asamblea donde se
definió que se castigaría al conejo Sam si no se comprometía a cambiar su
manera de actuar con los otros animales.
Cabe resaltar que Sam era bastante
orgulloso y se creía superior en habilidades e inteligencia a los demás, al ver
que todos los animales estaban reunidos por su culpa, el tomo una actitud dócil
y obediente y se comprometió a cambiar, generando un ambiente de tranquilidad
con sus palabras a los otros animales, pero tal cambio no era más que un acto
del momento para despistar y calmar a los demás.
Solo se tuvieron 4 días de un tranquilo y
amable ambiente cuanto Sam volvió a las suyas, molestando a los patos,
burlándose de las ardillas, humillando las palomas… pero un día vio algo que le
causo curiosidad, envidia, y rabia al no saber o tener esa habilidad.
Eran las 6 y algo más de la tarde, cuando
Sam vio que Ramón, un gallo ya entrado en años quien no hablaba mucho, se
disponía a dormir plácidamente en la rama de un árbol a la orilla del lago, Sam
vio que el gallo de un momento a otro se quedó sin cabeza, Sam lo observo hasta
quedarse dormido, y cuando despertó vio que el gallo tenía su cabeza y cantaba
al sol de manera normal.
Empezó otro día tortuoso por la mano del
conejo Sam, las bromas fueron más allá, al punto de dañar el trabajo de otros,
lo que tenía bastante furiosos a los animales, en la tarde Sam fue a expiar al
gallo nuevamente tratando de entender como este se quitaba la cabeza para
dormir.
Así transcurrieron los días, Ramón el
gallo ya se había dado cuenta de que Sam lo observaba y de alguna manera sabía
que la próxima víctima del conejo Sam y sus bromas pesadas seria él.
Nuevamente se convocó una reunión secreta,
sin Sam, allí se habló de una solución definitiva que pusiera fin al
comportamiento de Sam, se habló de expulsión, de castigo, incluso de encierro
pero todas esas opciones no eran viables si de verdad se quería terminar con el
problema.
Un cuervo al que Sam le había cortado un
ala, sugirió la eliminación, los animales se quedaron en silencio pero ninguno
objetó tal proposición. Así fue como los animales planearon toda la noche como
proceder.
Durante unos días Ramón dejo que Sam se
acercara y que le hiciera sus odiadas bromas, esto con el fin de que llegara un
momento en el que Sam le pidiera que le enseñara lo de quitarse la cabeza, ya
que los animales y Ramón sabían que era algo que Sam quería saber, el momento llego
y Ramón accedió y una tarde cuando el sol se ponía le dijo que era fácil, que
solo había que poner la cabeza en un tronco y cerrar los ojos, así la cabeza
desaparecería y él se dormiría y cuando despertara su cabeza volvería a
aparecer, Sam espero la llegada de la tarde, llegado el momento Ramón le indico
donde poner la cabeza, Sam con una sonrisa sarcástica dijo que sería muy fácil.
Llegaron a un tronco, Sam estiro su cuello
y coloco la cabeza en el tronco, conto hasta 15 con los ojos cerrados y es lo
último de lo que se dio cuenta.
De un solo corte la cabeza de Sam cayó al
suelo, los animales habían decidido que la eliminación de Sam era lo mejor para
todos, nadie sentiría remordimiento además de que no lo extrañarían, luego de
tal suceso desaparecieron el cuerpo y cabeza de Sam y se marcharon en silencio
a sus nidos, madrigueras y ramas a dormir.
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