Sala A - Biblioteca "Mario Carvajal" |
Autora:
María de los libros
Estudiante licenciatura
Siempre
use el cuarto piso para espiar de forma certera la soledad. La sala
B, donde antes se pedían los libros, era sitio recurrente para
encontrar gente del pasado y compañeros del presente. La sala A
¿existía acaso? Bueno sí, para realizar trabajos en grupo. Poder
acceder de forma directa a los libros, fue el cambio más maravilloso
que pudo ocurrirme. Recorrer estantes, ubicar las denominaciones,
sentarme en el suelo, leer un fragmento, abandonarlo. En esa
búsqueda, encontrar tesoros inimaginables de autores que luego me
enteraba fueron los pioneros de su época. Dejarse sorprender con la
lectura de las letras de alguien, que ni siquiera has escuchado
nombrar en clase. Poder consentir las novelas, cuentos, poesías,
ensayos de esa manera me otorgó una felicidad inesperada y
permanente. Olvidé el cuarto piso. La sala A, proporciona ese
espacio donde puedo escuchar las voces en mi cabeza con tranquilidad.
Aunque bueno, ya se descubrió el secreto, constantemente coincido
con miradas que también persiguen la añoranza de ser, solo uno por
un momento.
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