BiblioExperiencia: Entre lo que sueño y olvido






Autor: Jorge Sánchez
Estudiante de Literatura


¿Qué es una biblioteca? ¿Acaso paredes, asientos, mesas y, por supuesto, libros? Entonces… ¿Qué es un ser humano? ¿Quizá piernas, un torso, dos brazos, una solitaria cabeza, ojos...? No somos la cifra de las cosas que nos componen. Somos algo más que eso. Del mismo modo La Biblioteca.

No recuerdo la primera vez que entré en ella y miré cada libro. De seguro fue una experiencia sobrecogedora. Lo único que sé es que aquel lugar donde entré por primera vez hace tanto, no es el mismo de ahora.

En el cuento, “La biblioteca de Babel” Jorge Luis Borges nos habla de una biblioteca vasta y acaso infinita, en ella se encuentra cada variación de cada libro escrito y por escribir.  Ella es el universo.

Del mismo modo La Biblioteca se convirtió es mi universo cambiante. No es cierto lo que dicen algunos, siempre estamos cambiando, constante e irremediablemente. Un lugar, al igual que una persona, vive un proceso de lenta transformación.

Hace ya casi diez años que frecuento La Biblioteca. Un laberinto de tiempo me ha dirigido a estas palabras. Es curioso cómo no vemos los cambios de aquello más cercano; nuestro rostros siempre es uno y el mismo. Así ocurre con La Biblioteca, cada tanto la perdemos un poco sin darnos cuenta, pero esto la acrecentar y fortalece.

Somos un reflejo de los lugares que nos acompañan. Ellos al igual que nosotros se desarrollan, crean personalidad, crecen, cuentan historias, guardan tristezas. Estos sitios, tal como el río, nunca son los mismos y comparten nuestro inevitable destino: desaparecer y convertirse en recuerdo.

Crecer con un lugar no es lo mismo que crecer con una persona. Estas últimas suelen ser fantasmas, seres alejados de nuestro entendimiento, enigmas cercanos que aparecen y desaparecen como la luz de las estrellas.

Crecer con un lugar, en cambio, es conocerlo es sus más profundos caminos. Quién no recuerda la casa de su infancia, quién no conoció hasta su más leves sonidos, cada pequeño espacio. Quién no se ocultó en sus más profundos rincones con la certeza de ser la única persona y estar en el lugar más seguro del mundo. Quién no perdió ese lugar y creyó estar pendiendo parte de sí mismo. 

Quizá, como en el cuento de Borges, La Biblioteca sea el universo y cada uno de nosotros componga una cifra más en el basto laberinto. Tal vez a cada momento perdamos un poco de su esencia, del mismo modo que olvidamos un poco de nosotros en el trascurso del tiempo. Quizá sólo seamos personajes de una gran historia, extraviados en las galerías infinitas de La Biblioteca.

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