Ir al contenido principal

Tercer Concurso de Cuento Corto: SUBLIMIDAD






SUBLIMIDAD

Alas de Libertad

Las miradas nos decían todo. Preparamos la tregua. Al salir, ella se fue, volvió y me puso conversa. Todo controlado con tal de parecer que no teníamos planeado nada. Hablamos un poco, compró algo de comer y hecha la acción final, dijo que iba al baño del tercer piso. ¡Ja! ¿Quién va a subir hasta el maldito tercer piso habiendo baño en el primero y en el segundo? Yo estaba leyendo un libro de José Saramago. Marqué muy tranquilo la página en la que quedé, cerré el libro herméticamente y acto seguido la secundé, con un piso de diferencia (cuando yo comenzaba a subir las primeras escaleras, ella ya iba en las del pecado). No tuve que dar ninguna explicación porque no estaba con nadie. Éramos ella y yo, nadie más.

La encontré en una de las curvas de la escalera aquella de caracol. Por el calor, se agarró el largo pelo carmesí en una sola moña como pudo… Fue rápido, preciso, calculado. Su cuerpo se acercó al mío como si fuéramos imanes. Nos tocamos, nos saciamos, llegamos hasta el éxtasis de nuestra juventud en tan solo unos segundos; nos descubrimos, nos juramos, prometimos, amamos… El caracol-escalera sacó sus naipes y los apostó en besos, besos se quedaron cortos, cuando el tiempo cortó el acto. Salimos al patio reluciente, dispuestos y renovados. Ella se quitó la moña que torpemente había dispuesto y se hizo una larga trenza rubí. En la apuesta, el caracol perdió, conformándose con un tiquete de consolación, que decía: “inténtelo la siguiente semana”.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Concurso Cuento corto: LA NEGRA CARLOTA

LA NEGRA CARLOTA Ahí viene! La negra Carlota que se pasea por la plaza, los chicos se vuelven locos por su cintura y su cadera. Pero mira que no ven lo que lleva por dentro, se siente triste, absolutamente sola, denigrada y sin dignidad aluna. Por qué todos los días, tiene que salir a vender su cuerpo, para poder mantener a sus ocho hijos. MARIA CUENTO

Carta al desamor: "Te extraño"

Te extraño (Autora: Martina) <<Me duele pensar que todo es pasajero, me duele aceptarlo, y en esa misma lógica, aceptar que un día te irás, seguirás tu vida y tendrás muchas risas sin mí, al lado de alguien que no esté tan remendado>> Recuerdo muy bien el momento en que leí eso. Cuando lo hice me di cuenta de que te amaba más de lo que antes creía hacerlo, añoré estar a tu lado en esos momentos y que lo hubieras dicho mirándome a los ojos; te habría abrazado tan fuerte como nunca lo hice y te habría besado como siempre quisiste que lo hiciera; te habría hecho sentir que para mí nunca iba a haber alguien más, que pasaba mis días con el temor de perderte, que a medida que compartíamos nuestros días y nuestras vidas, aunque fuera por momentos, empezaba a querer compartir contigo el resto de mis días, empezaba a querer entregarte toda mi vida, y ser completamente devota a ti. No debí hacerlo. Lo sé. Pero es imposible controlar lo que sientes y hacia quien lo...

Concurso de Cuento corto: La Paz se hace letra 20.17: LA ARAÑA QUE NO SABÍA TEJER LA TELARAÑA

LA ARAÑA QUE NO SABÍA TEJER LA TELARAÑA “ Un montón de circunstancias, me presionaron a elegir; cuenta me di entonces que empezaba a vivir” Cuentan los insectos que hace tiempo vivió una araña que dizque no sabía tejer su telaraña, porque según era muy testaruda, le decían “la araña sorda” a pesar de que oía, pero no escuchaba. Que era tan flaca como un asterisco puesto que llevaba una obligatoria dieta en lugares con muy pocos insectos de su gusto. Las arañas viejas, los caracoles, los gusanos, las grandes hormigas, intentaban aconsejarla de que buscara un lugar digno de su especie para llevar la dieta que se merecen las buenas arañas y sobre todo que aprender a tejer; pero ésta se negaba a escuchar y presuntuosamente les contestaba: “¿Qué van a saber ustedes de cómo tiene que vivir una araña como yo? ¿Acaso ignoran que la naturaleza me ha dotado con el instinto de cazadora?”, al parecer, era ella que no comprendía quién ignoraba tal asunto. Es tanto, que una...