1 aquella clase no la soportaba, me adormecía escuchando la voz del profesor. No soy alguien de muchas palabras, por lo mismo no tengo amigos, pero siempre iba acompañado de algún samaritano que creía que hacía bien interrumpiendo mi soledad, Emilio Herrera era quien hoy me acompañaba a la biblioteca. -No marica, ese profesor habla y me da sueño- Le dije a Emilio queriendo cortar la tensión del silencio. -¿Por qué asistes entonces? - Responde con un tono de regaño. Odio cuando piensa que soy su amigo, no tiene porqué regañarme. Llegamos a la biblioteca y le dije a Emilio -Oiga Emilio, yo no puedo sacar otro libro más de aquí- le comento para poder huir de él, quedándome en la biblioteca - ¿Por qué? -Porque ya tengo libros en mi casa de aquí, y no los he regresado, y ya tengo una multa por ello- - ¡ahg!, ¡chino! Está bien, nos veremos en otra ocasión- Se despide de mí, con el gesto típico de cortesía y veo como con sus libros se retira a estudiar. Mientras tanto, me quedo un rato e...