Una comida decente.
Por Gamove18
Otra vez me echaron,
ya ha pasado varias veces esta semana, cada vez que me escabullo al
lugar donde huele a comida rica, al principio hay personas que se
enternecen al verme y me lanzan comida, pero eso no dura mucho porque
siempre llegan las personas parecidas a gorilas que se supone que
deberían cuidar la puerta y me sacan del lugar a patadas.
Después de lamerme
las heridas que me hicieron los gorilas, pienso en donde ir a comer,
ya que me echaron antes de saciarme, en ese momento recuerdo que en
el lugar rodeado de árboles con una máquina que expulsa agua donde
las personas se reúnen, hay un viejecito que vende salchichas y
siempre que le hago mi mejor cara me da me comer una.
Con eso en mente,
empiezo a andar al lado del camino por donde solo pasan los carros o
vehículos con ruedas hacia ese lugar, desde donde estoy alcanzo a
captar el olor a salchicha, casi puedo saborear la salchicha, solo
pensar en eso me hace salivar mucho más de lo normal, dejando gotas
de mi baba en el suelo.
Estaba tan
ensimismado pensando en mi próxima comida que no alcance a oír un
chillido emocionado, ni unos suaves y veloces pasos que se acercaron
a mí. Me di cuenta que no estaba solo, cuando una pequeña mano se
deslizo tímidamente sobre mi lomo, me di la vuelta rápidamente
sobresaltado por el toque, así que observé con desconfianza y
mostré los dientes con un gruñido al intruso.
Pero solo me
encontré con un cachorro humano, una hembra pequeña para ser
exactos, que me miraba fascinada, con los ojos rojos muy abiertos y
una mano cubriendo su boca, mientras extendía su otra mano hacia mí
con vacilación, como si temiera que la mordiera, lo que en cualquier
otra ocasión habría hecho, pero la cría parecía tan indefensa
como un cachorro separado de su madre, así que solo me limite a
olisquearle la mano, que tenía un rico aroma a galletas.
Ella se rio,
aparentemente le daba cosquillas, que le lamiera la palma de la mano,
y del bolsillo de su chaqueta saco una pequeña bolsa, metió la mano
en la bolsa y al sacarla me ofreció una galleta. La comí sin
vacilar, tenía mucha hambre para pensar en las consecuencias, nos
quedamos así una bastante tiempo, ella me daba de comer hasta que se
le acabaron las galletas, quede tan satisfecho que me acerque a la
pequeña y me acosté en su regazo, ella me acaricio el lomo hasta
quedarme dormido.
- ¡Lili! ¡Lili! - el sonido de unos gritos interrumpió mi bonito sueño, la niña me coloco en el suelo suavemente, todavía desconcertado vi como la pequeña se lanzaba en los brazos de una humana adulta que tenía gotas de agua corriendo por sus mejillas, la adulta la abrazo y la alzo en brazos, saltando de alegría - Gracias a dios estas bien, estábamos muy preocupados por ti – decía la humana mientras besaba el rostro de la menor, pasados unos minutos la mujer subió a la niña a un carro que estaba detenido en el camino.
Mi oportunidad de
tener una comida decente se había ido, pero no se sentía tan mal.
Iba a continuar mi camino cuando sentí que unas manos pequeñas con
olor a galleta me alzaban desde atrás, sin decir nada me metieron en
el carro, antes de darme cuenta me encontraba en el carro en
movimiento, sobre el regazo de la niña que me alimento, que hace
rato había empezado a contarme sobre su hogar.
-Te va a encantar mi
casa no es muy grande, pero es muy bonita, además tiene un patio muy
grande en el que puedes jugar cualquier cosa, seguro te vas a llevar
muy bien con mi prima - no seguí prestando atención a su discurso,
la situación me parecía idílica. La niña había vuelto por mi
¿Por qué? Los humanos, en especial los cachorros, eran muy raros.
Pero la niña empezó
a rascarme la barriga, así que deje mis preguntas existenciales a un
lado, definitivamente me podía acostumbrar a esto.
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