Carta No. 7. (Autora: Cheshire) Desde algún lugar te escribo, desde algún lugar me lees. No es necesario un lugar, ni una fecha. Hace meses dejamos de interesarnos plenamente por el otro. Por mi parte, debo confesar, que a veces mis cobijas se convierten en tu piel, pero ya no te siento como para quedarme acariciándolas y prefiero soportar el frío de las noches. Sin embargo, si mis dedos se han puesto a escribirte, mis dedos, no yo, ellos son los que extrañan tu piel, no yo, si mis dedos hacen esto es porque te extrañan. Ha sido difícil para ellos porque te sentían y te hacían sentir, te acariciaban, te escribían, apretaban tu cintura y tu cuello, tú recuerdas cómo, pero de las muñecas para atrás nada en mí te extraña. Ahora bien, ya sabes que no te escribo yo, propiamente yo, enteramente yo, te escribe una parte, una pequeña, que necesita dejarse en estas letras, esparcirse en esta dimensión gramatical que has infectado con referencias tuyas que, al escribir mis...