Desilusión
silenciosa
(
Jean Zadkiel)
Amada
Mía:
Estoy
consciente de ser un mortal, aprendíz de los dioses en el Olimpo;
tú,una musa que engalana todo el universo con su carisma; además,
soñé como adornaba su cabeza con flores, danzábamos
bachatescamente bajo el ritmo de las canciones de Romeo Santos para
posteriormente hacerte una propuesta indecente y paso seguido
entregar mi alma, corazón, carne y sangre como ofrendas; pero la
realidad es que la unión es imposible porque las aves están en el
aire y los astros en el universo dicho por el propio Daniel. Antes,
mis sentimientos hacia tí aunque ud. no lo sepa eran luces
fosforescentes en medio de la oscuridad y ocultos como niños
protegidos bajo la nagua materna; añoraba y te adoraba escuchar tu
voz, contemplaba, imaginaba y visualizaba tu divina presencia, me
suspiraba y me erizaba tu dulce sonrisa, anhelaba sentir tus
caricias y probar la ambrosía de sus labios; quería recorrer su
jardín carnal y devorar sus frutos, ahora todo se desvaneció como
las alas de Ícaro al verte rodeada de los galanteos de Orfeo, mi
rostro se inundó de lágrimas cuando él te besaba y te llevaba a la
luna mediante una nube voladora. Puede que mi corazón esté
destrozado, puede que Cupido me haya engañado una vez; pero no me
suicidaré porque soy fuerte y quiero luchar con el fin continuar
aprendiendo lo que mis maestros los dioses del Olimpo me han
enseñado, para así borrar tu hermosa presencia de mi cabeza, habrá
millones de mujeres, pero todo
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