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Carta al desamor: "Carta No.7"


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Carta No. 7.
(Autora: Cheshire)

Desde algún lugar te escribo, desde algún lugar me lees. No es necesario un lugar, ni una fecha. Hace meses dejamos de interesarnos plenamente por el otro.

Por mi parte, debo confesar, que a veces mis cobijas se convierten en tu piel, pero ya no te siento como para quedarme acariciándolas y prefiero soportar el frío de las noches. Sin embargo, si mis dedos se han puesto a escribirte, mis dedos, no yo, ellos son los que extrañan tu piel, no yo, si mis dedos hacen esto es porque te extrañan. Ha sido difícil para ellos porque te sentían y te hacían sentir, te acariciaban, te escribían, apretaban tu cintura y tu cuello, tú recuerdas cómo, pero de las muñecas para atrás nada en mí te extraña.

Ahora bien, ya sabes que no te escribo yo, propiamente yo, enteramente yo, te escribe una parte, una pequeña, que necesita dejarse en estas letras, esparcirse en esta dimensión gramatical que has infectado con referencias tuyas que, al escribir mis poemas, pululan sin yo quererlo.

Suena un tanto egoísta que estés leyendo unas letras que no cumplen otra función que la de desinfectar a su remitente, pero bueno, tú también fuiste egoísta, no me diste nada más allá de tus labios o tu cuerpo, no me diste más que carne, así que balancea un poco este asunto. Tiemblan mis dedos recordando. No me diste palabras bondadosas, jamás quisiste dejar tu olor a mañana sobre mi almohada, hacías lo tuyo y te ibas. Ahora yo intento irme, zafarme por completo de ti ¿y qué crees? Mis dedos ya no tiemblan. Estas fuera de ellos. Estas fuera de mis manos. Estas fuera de mí. Estas fuera de mis poemas, cierto, mis poemas, debes recordarlos, bebiste muchos, te me llevaste muchas letras y aunque han flaqueado y desfallecido demasiadas veces, en otras cartas que nunca te he entregado porque terminaban húmedas, hoy parecen firmes en su propósito, parecen seguras, indelebles.

Ama, ¿qué más te puedo decir? Ama a alguien, no sé me ocurre nada más mi querida nómada, hay mucho silencio, escribo de noche, es como si se hubiera muerto todo. La melancolía no se asoma más.


-Cheshire.


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