Intento
de un réquiem en memoria del amor
(Autora: Alguien más)
Llegado
el final del día es usual darse cuenta de que los colores y el olor
del cielo no son gratuitos; traen recuerdos vivos y cálidos, y traen
reminiscencias apenas acogedoras. Luego llega la noche, ya sea fría
o gélida, siempre llega invitando a desbordar los ríos del rostro
mientras vamos observando sin sentido, sin dirección ni belleza los
tenues pasos que vamos dando en la vida. Al amanecer se supondría
llegaría el renacimiento de nuestros sentimientos hacia la vida y,
por lo tanto, el olvido de las horas de antaño, el olvido de ti.
Pero no. Los sentimientos permanecen arrugados como hojas escritas de
equivocaciones tiradas en el rincón más olvidado de nuestro
dormitorio. Permanecen ahí, y aunque llenos de polvo, tendrán el
suficiente protagonismo para hacernos recordarte, desearte,
detestarte y luego abandonarte de nuevo en ese rincón al que no
hemos sabido cómo limpiar.
Te hemos
representado en flores, pero ni ellas son eternas. Hemos creído que
tus pétalos son inmarchitables, pero el beso del tiempo las ha hecho
perecer. Luego te asociamos al dolor, a las cicatrices de nuestro
mirar y al origen de nuestra incredulidad de tu existencia. Hasta que
al final de nuestra jornada hemos podido por fin dejarte morir,
aunque para pesar de nosotros, tu corazón siga latiendo mientras que
el nuestro ya no.
- Alguien más
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