Amor en tiempos de emoticones
(Autor: El caballero de las flores)
(Autor: El caballero de las flores)
Querida
Sara,
He
eliminado y agregado tantas veces tu número en mi teléfono, que ya
me lo aprendí de memoria. Difícil es soportar la tentación de
escribirte, de no leer tus estados, de no ver tus fotos. ¡Malditos
sean los que inventaron Whatsapp! Tal vez no se les ocurrió pensar
en aquellos que no podemos olvidar tan fácilmente. De pronto no se
imaginan que a través de esa aplicación del demonio me dedico a
observarte de lejos, oculto en las sombras. A ellos ni siquiera debe
importarles el hecho de que a diario me quedo esperando un mensaje
tuyo preguntando por mi día, por mis parciales, queriendo saber cómo
estuvo mi viaje en el MIO. Aunque sé que aquellos caracteres nunca
van a llegar, me deleito con esa fantasía de volver a leerte, tal y
como lo hacía antes de que todo se fuera al traste. Tal vez lo mejor
sería bloquearte; tal vez lo mejor sería arrojar mi celular al lago
de la universidad y con él mis ideas tontas sobre una segunda
oportunidad contigo. Pero me temo que esos esfuerzos no servirían de
nada. ¿Qué gano con bloquearte en este gama baja, si no te puedo
sacar de mi memoria? ¿De qué me sirve borrar las fotos que alguna
vez me enviaste, si en mi mente persiste el recuerdo de tus labios
rojos, de aquella piel blanca y delicada, y de aquel cabello negro
como el carbón? Ojalá pudiera formatear mi cabeza. ¡Sé que con
eso me liberaría de tanta basura, de tanto recuerdo nocivo! Con ello
podría empezar de cero. Podría volver a caminar sin afanes por los
pasillos del 315 sin el temor a encontrarte de frente. Tendría la
oportunidad de ver de nuevo los lugares en los que compartimos
miradas y momentos, y ya no habría nostalgia, ni dolor. Sin embargo,
en este momento de reflexión caigo en cuenta que no soy un
dispositivo que puede desvanecer todas sus experiencias vividas.
Recuerdo que soy alguien que amó y que la embarró, que soy un ser
que acostumbra a crear castillos en el aire y que se entrega con el
alma aún sabiendo el riesgo tan grande que significa abrir el
corazón. No podré restablecerme de fábrica como lo es mi mayor
deseo, pero tendré que trabajar en una nueva versión de mí mismo:
una mejorada, con la cual pueda volver al mercado y pueda estar
disponible para nuevos usuarios.
Atte.
El
Caballero de las Flores.
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