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Carta al desamor: "Te dejo ir"


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Te dejo ir
(Autor: Bastian)

Te dejo ir, si es que no te has ido todavía, así lloren las nubes cuando salgas por la puerta. No diré nada, lo prometo. Podrás alejarte sobre los andenes, esquivando las separaciones en el suelo y las baldosas rojas como si aún fueras una niña. Ni siquiera tendrás que mirar atrás para decir adiós, no será necesario. Yo seré una sombra que desaparece con el alba.

Si por azar me vuelves a encontrar en la calle en la que nos conocimos y me ves con la camisa azul y el jean desgastado, sigue de largo, por favor, que yo seguiré siendo el mismo desdichado con mirada de coqueto que quisiste alguna vez. Y lo que menos quisiera, entonces, sería enamorarme de nuevo de tus mariposas azules, esas que hoy vuelan libres en tu vestido blanco, y ver cómo ellas van muriendo de a poco encerradas en mis manos. Porque mi amor es así, celoso, posesivo, asfixiante, un amor pirómano que vuelve cenizas todo lo que encuentra a su paso. Todo, menos tú. Eres demasiada libertad para este encarcelamiento, como agua que corre por entre las piedras, imparable, devastadora, tú.

Y si una vez estés lejos en las noches extrañases mis caricias y mis besos, los poemas improvisados que hacía al hoyuelo de tu mejilla, las canciones que susurraba a tu oído derecho y los versos que te recitaba de memoria frente a la ventana mientras el día agonizaba detrás de los farallones... Y si también quisieras que una con mis labios la constelación de lunares que brillan en tu cuello, que en tu cama nos enredemos como lianas de la selva húmeda y que te arrulle en mis brazos cuando la nostalgia sea tanta que tus lágrimas estén llenas de recuerdos... ¡Vuela! ¡Huye! ¡Sé! Haz lo que quieras, pero no vengas por mí, así mi alma te llame a gritos y mi cuerpo te busque desesperado. Tan solo olvídame y vive, querida. Te dejo libre de mí, si es que alguna vez fuiste mía.

Bástian.


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