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Carta al desamor: "Contracarta"


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Contracarta
(Autor: Joaquín)


Todo lo que conozco de ti es un caos indomesticable. No me inquietan las innumerables maneras de decir amor y por tanto les hago defensa, si querías el silencio, el ruido o las caricias no importaba, también creo son formas de decir algo, como beber café, ambos de la misma taza por ejemplo. Actuábamos en complicidad.

Podías decir buenos días con un encanto único o buenas noches con una indiferencia cruel. Tenía tu conversación, tus senos irremediablemente pequeños, toda tu estructura ósea como el lugar más tranquilo de la vida. Ese aire tuyo de todas las seguridades con el que cualquiera podía equivocarse si solo te conocían en el nombre y una que otra de tus rutinas. No gustabas de los jueves, por ejemplo, solo por llamarse jueves, eso era conocerte.

Un error florido. Me confesaste que soy tu error florido. Y no querías entrar en nada nuevo por un tiempo, pero ya ves, terminaste con todo y las cosas que son vos: algunos de tus ruidos, y tu taza de café, una camisa que olvidaste, algún aroma, tus dramas y los ademanes recién amanecidos o los gestos puntuales de cada uno de tus enojos por cualquier tontería. Las cejas arqueadas que anticipaban una sonrisa inevitable, tu voz clara a medo día o simplemente tu espalda desnuda. Pero no querías entrar en nada nuevo, no con el desorden de tu vida, decías, aunque ya habías para entonces desordenado la mía.

Todo lo que conozco de ti es un caos indomesticable. Si querías excusarte con una carta ya habías provocado suficiente como para salir así sin más, impune. Aquella la más breve carta que dejaste en medio de la sala era entonces un naufragio que abandonabas conmigo dentro: Cuando amo mucho tengo miedo. Me amedranta hacerlo, pues siempre pierdo cuando lo hago. Perdóname la cobardía. Sos un error florido, mi error florido. Y yo, tu bello caos. Ya lo sabes, tuya, siempre.

Te desatas con inexorable facilidad, y yo ¿cómo respondo con una contracarta a esto, si no aprendí a soltar amores? Vas incursionando en las vidas como si todas fueran tuyas. Benditos los pies que te sostienen.


Joaquín.

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