INANICIÓN
Lo despertó un espasmo, un escalofrío. No alcanzó a pensar siquiera
por cuánto tiempo
había dormido, cuando lo embistió súbitamente un suspiro envenenado;
inhalación profunda que a cambio de
quitarle el hambre le pidió el aliento. El vaho que exhaló lento, muy lento.
Comentarios
Publicar un comentario
Tus comentarios enriquecen nuestra Biblioteca ¡Gracias por Visitarnos!