Ir al contenido principal

Quinto Concurso de Cuento Corto: AMORES VIAJEROS

 




AMORES VIAJEROS 

                                                                                                                       -     Alipa

 

La historia que les voy a contar es una historia de amor, o más bien, el cómo inició una historia de amor que ciertamente les parecerá común para esta época, sin embargo, este amor es de por allá de 1997, entonces, podríamos decir que de alguna forma está adelantada a su época.

Laura que es como llamaremos a nuestra protagonista, trabajaba en un call center de una empresa prestadora de servicios de comunicación y Andrés era uno de esos típicos clientes algo latosos que llamaban básicamente a gastar tiempo, y, como era de esperarse, como es una historia, él llamó y fue ella quien contestó. Nadie imaginaría que sería esa llamada un factor importante en lo que sería el gran giro que tomarían sus vidas pues como cosa muy curiosa, Andrés quedó flechado solamente con la melodía que sonaba al son de la voz de Laura. Muy lindo ¿No? Pues resulta, que como cliente latoso y ahora seducido por aquella voz, llamó no solo una ni dos sino varias veces con algún pretexto a aquella entidad y, siempre siempre solicitó que fuese Laura quien le atendiera y pues, como el cliente siempre tiene la razón, la pobre Laura debía atender varias veces a ese cliente eterno. Pero no se crean, Andrés tenía lo suyo, porque con cada llamada que hacía cultivaba en Laura aquella semillita cargada de curiosidad y picardía que la hacía querer ir más allá.

El resto lo imaginarán, se pasaron sus números y bueno, llamada tras llamada, coquetería tras coquetería, pero recordemos que estamos hablando de 1997, no había whatsapp ni facebook, ni siquiera celulares, no como ahora. Así que este par de tortolos mes a mes pagaban numerosas cuentas de teléfono en sus casas porque vaya sorpresa, ella vivía en Medellín y él en Cali, es decir, a aproximadamente 429 km de distancia, así que conocerse, requeriría un poco más de protocolo.

No obstante, la oportunidad se presentó y decidieron que era momento de conocerse, entonces para ser justos acordaron encontrarse en Pereira, una ciudad central a las 12am en la terminal de transportes, entonces, ambos al finalizar sus respectivas jornadas laborales se dirigieron a encontrarse con aquel amor al otro lado de la línea, ella llevaría un pantalón de puntos para que él pudiese reconocerla en aquel lugar. Las condiciones estaban dadas y ambos tomaron los buses hacia el destino acordado, sin embargo nuestro cliente el "don Juan" llegó varias horas antes y debió esperar lo que según él fue una eternidad. Entró en pánico, pensó lo peor e imaginó que aquella seductora voz lo había plantado en una ciudad desconocida a media noche con la maleta en una mano y el corazón y las esperanzas en la otra. Mientras tanto, Laura viajaba en un bus hacia Pereira con mucha expectativa e ilusión.

Luego de un largo rato, cuando ya iban dando más o menos la 1 am, Andrés con el corazón apachurrado decidió llamar a casa de Laura, ahí le dijeron que ella había cogido rumbo justo al terminar su jornada laboral, agradeció y colgó y entonces, después de ver estacionar sin suerte a unos aproximadamente 15 buses a lo largo de la noche, llegó uno más, aquel bus que le cambiaría la vida, pues aquella seductora voz se bajó con su pantalón de puntos, su melena larga y negra y su sonrisa arrolladora, fue amor a primera vista. Con el tiempo los viajes y las visitas fueron más recurrentes, los abrazos más sinceros y el amor crecía con cada respiro. Para no alargarles más el cuento, les diré que se casaron, se mudaron a Cali juntos y formaron una bella familia y aquí a ese par de tortolos hoy les llamamos mamá y papá porque sí, la historia que les acabo de contar es la historia de mi hogar.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Concurso Cuento corto: LA NEGRA CARLOTA

LA NEGRA CARLOTA Ahí viene! La negra Carlota que se pasea por la plaza, los chicos se vuelven locos por su cintura y su cadera. Pero mira que no ven lo que lleva por dentro, se siente triste, absolutamente sola, denigrada y sin dignidad aluna. Por qué todos los días, tiene que salir a vender su cuerpo, para poder mantener a sus ocho hijos. MARIA CUENTO

VIII concurso del cuento corto, ¿NO SABES DE SEBAS?

 ¿ NO SABES DE SEBAS? Toda las comodidades posibles su familia le entregó, vistió bonito bajo la luna y fresco bajo el sol, no le gustaba la lluvia y se quejaba del calor; la primera su cabello despeinó, la segunda excesiva transpiración le brindó. Estudió, entrenó y trabajó, pero nada de eso le gustó. Sus parientes le enseñaron lo bueno y lo malo él escogió. Una amistad le presentó la calle y eso sí que le encantó. Conoció una amiga nueva y con ella se quedó, fue un cambio abismal; pasó de su casa a un callejón. La ese se agrandó, ahora se cree un dios, dejó de ver por ojos ajenos y de todo se adueñó. Venía de la nada, pero iba por todo. Las caricias de su madre jamás las aceptó, las de su abuela siempre las ignoró, y los consejos de sus tíos nunca los escuchó. Hasta los quince años de su casa no salió. Si un día quiso aquellos zapatos; mami se los compró Quería estar a la moda; papi lo vistió. Como la e, salió de noche sin saber para dónde fue, vistiendo de negro desde la cabe...

VIII Concurso del cuento corto, SANTA ELENA CITY

Dicen que estoy loco. Algunos se preguntan cómo terminé aquí, pescando en el caño de la galería Santa Elena. Yo les digo que no es ningún caño, que es un río, pero que ellos todavía no lo pueden ver. Se ríen de mí, tomándome como un caso perdido. Qué más da, sigo en lo mío, tratando de pescar alguna rata en este majestuoso río negro que se extiende por toda la ciudad. ¿Que cómo uno termina viviendo a la orilla de un caño, en medio de la basura y de los adictos? Eso es fácil de responder, toda la respuesta radica en que uno se aburre, se cansa, se fastidia de llevar una vida inalterable. Se cansa de las mañanas en las que te levantas y quieres seguir durmiendo, pero sabes que si sigues durmiendo al rato llegarán las llamadas de tu jefe para preguntarte no cómo estás, sino cuánto tardas en llegar. Un ser humano normal se fastidia del día a día, de la lucha por la supervivencia urbana, de los malos tratos entre nosotros mismos, de los horarios, de las metas que tienes por cumplir. Díganme...