CAYETANA DE MI
ALMA - Autora : DanArte
Esa tarde después
de mucho pensarlo, pedí a mi madre que cuidara de la pequeña
Altamira ¿Quien más que ella para cuidar de mi hija? No podía
esperar más, no sabía dónde podía estar Cayetana, ella ha sido mi
único amor y se me la llevaron, debía salir a buscarla.
Hace más de un mes
mientras subía con baldes de agua escuché unos gritos que parecían
venir de mi rancho. Era Cayetana y mi madre rogando auxilio, corrí
lo más rápido que podía, pero cuando llegué, solo estaba mi vieja
con la niña entradas en llanto:
- ¿Qué paso Vieja? ¿Y Cayetana? – Pregunté
- Se la han llevado los malos, por cobrarte lo que les debes- Respondió mi madre muy atemorizada
Desde ese momento
cambió todo, pasaron tres días y yo no podía dormir, no quería
comer, solo necesitaba encontrarla; así que alisté ropa y comida,
le di la bendición a Altamira y abracé a mi madre como quien sabe
que no regresará.
Salí del rancho sin
mirar atrás, pero pasadas tres horas me fijé que no había avanzado
mucho y ya me sentía sin fuerzas, paré a descansar y me dormí; al
otro día seguí monte adentro donde sabía que estarían esos
infelices, pero encontrarla estaba más difícil de lo que yo había
pensado y la desesperación se apoderaba de mí.
Esa tarde cuando el
cansancio se apoderó de mí, empecé a gritar:
- Cayetanaaaaa, cayetanaaaa.
Pero el eco me
respondía con un frio susurro: anaaaa, aanaaaa.
No podía parar de
llorar y grité por última vez, pero esta vez no solo escuché un
eco:
- Luis…Ayúdame!
Era ella, sin duda
lo era, pero… ¿me estaría enloqueciendo tan rápido? ¿Estaría
imaginando voces?
- Luisssssss!! – Escuché de nuevo.
Esta vez me paré de
un brinco, salí corriendo rápidamente y logré llegar a un
campamento improvisado; aún estaba lejos de la entrada, pero vi a mi
Cayetana, la tenían amarrada cual animal a punto de sacrificar - ¿
Cómo puede existir tanta maldad ?-
Me quede inmóvil y
pensé que todo esto era mi culpa, algunos meses atrás había pedido
dinero prestado a esos milicianos para poder pagar mis cuentas,
comprar cosas de Altamira y poder vivir lo mejor posible con mi madre
y Cayetana, pero los intereses
Reaccioné de nuevo
e intenté mirar como entrar, todo estaba enrejado con púas y
alambres, así que debía saltar; ella me vio apenas empecé a trepar
la reja, y yo le hice señas de silencio con mi dedo, cuando estuve
en la cima de la reja me tiré, con tan mala suerte que caí en una
piedra y me tronche el pie, pero esto no me impedía ir corriendo a
abrazar a mi amada.
Me fijé que no
hubiese nadie para empezar a desamarrarla, comencé a soltar nudos
rápidamente y ella también me ayudaba, pero antes de terminar llegó
Ovidio y me miró fijamente…
Ovidio era un viejo
amigo mío, pero ahora trabajaba para ellos; lo miré suplicando que
nos dejara ir pero dio media vuelta y empezó a gritar, agarré a
Cayetana y empezamos a correr por el monte, esquivando las balas y
siendo lo más ágil que podíamos, mi pie me dolía mucho y en cinco
minutos ya estábamos sin aire… no podíamos parar.
Yo la llevaba fuerte
de la mano cuando vi que se empezó a desplomar en el suelo, la
levante rápido pero ya tenía un orificio en su pecho, su ropa se
había manchado de sangre…mi Cayetana se me había ido, así que la
abracé fuerte y esperé que las balas llegaran a mí.
Días después
nuestros cuerpos fueron encontrados por un grupo de militares, los
cuales fueron a llevar la noticia a mi vieja, la tristeza no le cabe
en el cuerpo, pero ella es fuerte por mi Altamira, ahora están
empacando las maletas para ir a la ciudad, tal vez a buscar un mejor
futuro para las dos; antes de irse cargó a la niña miró por la
ventana, se echó la bendición y emprendió camino… como quien
sabe que no regresará.
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