Ir al contenido principal

#concursodecuento Concurso de Cuento corto: La Paz se hace letra 20.17:La historia de muchos pueblos




La historia de muchos pueblos

(Paon)

-Mamita, porque las gallinas después del atardecer son ciegas, por eso todos los días, tal y como lo hacía mi mamá, vengo hasta aquí a la orilla de la cequia y en este rancho de palmicha y nidos de hoja de plátano, acomodo mis gallinitas.

-¿Y por qué dices que son ciegas después del atardecer, abuelita?

-Mamita, eso no me lo preguntes a mí, sé que son felices con el sol y les duele que se vaya pero tal sentimiento desaparece cuando amanece, mi mamá, tú bisabuela, también me decía que las gallinas no tienen memoria, por eso pisan y pisan con el pico la misma tierra que revolcaron otro día.

Así conversaba Ruth con su abuela Marielita del arte de llevar las gallinas a dormir. Esa noche tomaron chocolate a la luz de la luna, al son dela cumbia de los mosquitos pero antes de irse a descansar Ruth se dio cuenta que su abuela olvidaba algo

-¿Abuela y esta noche no habrán luces para ellos? – Preguntó Ruth muy extrañada.

-No-Dijo la abuela Marielita, esta noche no habrán velas para los Santos, estoy enojada con ellos, aunque dicen que pelear con los Santos no es nada bueno, tantos años alumbrando a los mismos, perdiendo saliva, rogándoles tranquilidad ,mucha salud y ellos nada que obran.

Mijita arrópese los pies que eso es malo y calle la boca que ya está muy tarde.

-¿Abuelita y no será que los Santos ya están viejos y cansados?

La abuela Marielita no respondió, se volteó de medio lado y se quedó dormida pero Ruth no quedó tan convencida ,mientras la noche caía pensaba en las tantas cosas que le dijo su abuelita ,entendió también por qué sobre al armario hay tantos Santos empolvados, unos sin manos , otros boca abajo. Los Santos no ayudaban cuando la abuelita los necesitaba.

Si algo debe aprenderse es que en la vida las cosas parecen llevar un rumbo normal, el agua va al mar también sale de los ojos, el sol muere en una esquina todos los días, la juventud se pierde, la niñez se disfruta, pero esa noche entre dudas y respuestas ocurrió
lo que nunca la abuelita Marielita se esperaba, un fuerte estruendo se escuchó en el pueblo, al mismo tiempo se escuchaban gritos de personas desesperadas

José Eladio un vecino, llegó corriendo hasta la casita de Marielita y dijo desesperadamente que habían vuelto los Duendes, que estaban asustando a todo el pueblo, se robaron todo el pan de la panadería y que habían arrancado una torre de energía que unos ingenieros habían instalado en el lote. Ruth y su abuelita al igual que sus vecinos tenían mucho miedo, echaron doble tranca a las puertas y se quedaron ahí quitecitos para que los duendes no los asustaran. La noche que estaba llena de silencio y lucecitas de luciérnagas se había convertido en gritos de Duendes muy furiosos que solo daban órdenes y estallaban semillas contra las puertas de la iglesia, unos duendes se llevaron a las mujeres bonitas, otros se llevaron unos niños para embolatarlos en el monte, dicen que otros se encargaron de decir mentiras a los señores del pueblo y se los llevaron engañados con un trabajo que pagaban muy bien.

Cuenta la abuelita de Ruth que esa noche su nieta con tanto alboroto, no lograba quedarse dormida y que lo único que hacía era preguntar por los Duendes.

Ruth quería saber de dónde venían los duendes que era lo que hacían, por qué les tenían tanto miedo. Su abuela con tanta sabiduría le hablo de los duendes de los mitos; los que hacen parte de la imaginación y el origen y de los que se usan para asustar a los niños que no obedecen a sus padres, lo que no contó Marielita a su nieta es que los Duendes que ahora asustaban en Llano Grande, vestían camuflado, portaban botas de caucho y no les era suficiente con asustar.

-¿Abuelita, no me habías dicho que estabas enojada con ellos?-Preguntó Ruth a su abuelita, al verla tomar un par de velas de las oscuridad y alumbrar a los Santos

-Ya te había dicho yo, que sí estaba enojada con ellos, pero lo que no quiero es que ellos se enojen conmigo, toma ese trapo viejo , ayúdame a quitarles tanto polvo que tienen encima, hasta las arañas construyeron casa encima de ellos , después a la luz de estas velas, recuesta tu carita sobre la almohada, respira muy profundo y sueña, sueña que del cielo baja uno de tantos Santos que se han conocido y que viene dispuesto ayudarnos, sueña que una de tantas velas sí sirvió y que los Duendes se sentaron a conversar con el Santo en una mesa, dialogaron como amigos y se dieron la mano por un acuerdo, sueña que cambiaron sus camuflados por unos libros ,y date cuenta que no están furiosos, ni embolatan a los niños y que ahora se convierten en nuestros vecinos, sueña Ruth y confirma que cuando hay Santos nuevos, los viejos no hacen milagros.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Concurso Cuento corto: LA NEGRA CARLOTA

LA NEGRA CARLOTA Ahí viene! La negra Carlota que se pasea por la plaza, los chicos se vuelven locos por su cintura y su cadera. Pero mira que no ven lo que lleva por dentro, se siente triste, absolutamente sola, denigrada y sin dignidad aluna. Por qué todos los días, tiene que salir a vender su cuerpo, para poder mantener a sus ocho hijos. MARIA CUENTO

VIII concurso del cuento corto, ¿NO SABES DE SEBAS?

 ¿ NO SABES DE SEBAS? Toda las comodidades posibles su familia le entregó, vistió bonito bajo la luna y fresco bajo el sol, no le gustaba la lluvia y se quejaba del calor; la primera su cabello despeinó, la segunda excesiva transpiración le brindó. Estudió, entrenó y trabajó, pero nada de eso le gustó. Sus parientes le enseñaron lo bueno y lo malo él escogió. Una amistad le presentó la calle y eso sí que le encantó. Conoció una amiga nueva y con ella se quedó, fue un cambio abismal; pasó de su casa a un callejón. La ese se agrandó, ahora se cree un dios, dejó de ver por ojos ajenos y de todo se adueñó. Venía de la nada, pero iba por todo. Las caricias de su madre jamás las aceptó, las de su abuela siempre las ignoró, y los consejos de sus tíos nunca los escuchó. Hasta los quince años de su casa no salió. Si un día quiso aquellos zapatos; mami se los compró Quería estar a la moda; papi lo vistió. Como la e, salió de noche sin saber para dónde fue, vistiendo de negro desde la cabe...

VIII Concurso del cuento corto, SANTA ELENA CITY

Dicen que estoy loco. Algunos se preguntan cómo terminé aquí, pescando en el caño de la galería Santa Elena. Yo les digo que no es ningún caño, que es un río, pero que ellos todavía no lo pueden ver. Se ríen de mí, tomándome como un caso perdido. Qué más da, sigo en lo mío, tratando de pescar alguna rata en este majestuoso río negro que se extiende por toda la ciudad. ¿Que cómo uno termina viviendo a la orilla de un caño, en medio de la basura y de los adictos? Eso es fácil de responder, toda la respuesta radica en que uno se aburre, se cansa, se fastidia de llevar una vida inalterable. Se cansa de las mañanas en las que te levantas y quieres seguir durmiendo, pero sabes que si sigues durmiendo al rato llegarán las llamadas de tu jefe para preguntarte no cómo estás, sino cuánto tardas en llegar. Un ser humano normal se fastidia del día a día, de la lucha por la supervivencia urbana, de los malos tratos entre nosotros mismos, de los horarios, de las metas que tienes por cumplir. Díganme...