Las paradojas de
la historia
En una sociedad
futura, abundante en problemas y guerras, un grupo de físicos
notables, de todas las edades y regiones, desarrollaron el invento
que cambiaría la historia de la humanidad. No es de extrañar que,
ante tanta disputa social, ante tanta miseria, se haya buscado una
manera de corregir y cambiar la historia: tal era el poder de la
máquina del tiempo.
Sin embargo, cuando
le presentaron la máquina a la sociedad, los científicos hicieron
una sutil aclaración: “sólo se puede cambiar el pasado que se
recuerde”. Las personas que escucharon estas palabras quedaron
atónitas. Algunas preguntaban: “¿y si queremos cambiar algo hace
100 años?” La pregunta era obvia, casi esperada para los creadores
de la poderosa máquina: “No tienen que ser recuerdos vividos, sólo
se necesita saber de historia para cambiarla”.
Así fue como inició
la cacería de historiadores, de todas las escuelas y corrientes de
pensamiento. Cada tanto llegaban personas con historiadores que
buscaban probar sus conocimientos con la máquina, pero
infortunadamente a ninguno le funcionaba.
Comenzaron a
molestarse, a criticar el trabajo de los físicos. Decían que era
una farsa, que no funcionaba, Todo parecía absurdo, como si no fuera
cierta tanta negligencia. Al final, el físico más joven, un tanto
molesto, con una mente lúcida, llena de recuerdos del proceso de
construcción de la máquina, se dirigió a todo el que pudiera
escucharle y dijo: “¿no será que ustedes, historiadores, no
conocen lo que la historia realmente es?” y se fue en un arrebato
inesperado al pasado, a impedir que la máquina del tiempo alguna vez
fuera crea… ¡Un momento!
Sin máquina del
tiempo, sin pasado… ¿esto sigue siendo Historia?
Octubre
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