NOCHE INFINITA
Por: Solano Patiño
Yo ya no se qué
hacer, cada que camino por el parque me la vuelvo a encontrar en la
misma banqueta, a una pelada peli negra, trigueña , bajita y con una
mirada que te vuelve pendejo de lo penetrante que es, ¿si me
entiende?, y yo voy y me le siento al lado, la veo con cara de estar
buscando algo, como de estar esperando a alguien y le pregunto y que
no me responde, seguro se sintió incomoda, ya mejor la dejo
tranquila y sigo mi rumbo, yo que me paro y ella me agarra del brazo,
quedo sano y ella que me dice, qué no te distes cuenta, yo te
esperaba era a vos, uy como es esa vaina, ella me mira a los ojos con
esa mirada que ya dije que tenía, que lo apendeja a uno todo, me
siento de nuevo todo extrañado y pido explicaciones, muy rara la
cosa ¿no?, me dice que sí que me estuvo esperando aquí todo el
rato, que tenía que hablar conmigo, ¿y como de qué o qué?,
quesque me quería preguntar algo, si la podía acompañar ahí
sentada quesque tiene miedo de estar ahí sola, y miedo de
qué, yo he pasado por ese parque muchas veces y ahí no roban ni
nada, es más, por ahí es que no pasa ni un alma, ese es
precisamente el problema dijo ella, llevo aquí todo este rato y no
pasa nadie, usted es al único que he visto, era verdad, no había
nadie además nosotros dos, yo no le veía nada de raro a eso la
verdad, por mí mejor que no hubiera gente, esa calma se agradecía
en una ciudad tan bullosa pero ella estaba como inquieta, me decía
que no se me ocurriera irme, yo ya me quería pisar, ahora el que
estaba incomodo era yo, le dije que se fuera a su casa que allá
seguro había gente como en tonito golpiado a ver si se
enojaba y se iba, pero nada más dije eso y se puso como loca, me
dijo que ni pensarlo que ella sabía que si se iba de ahí se moría,
no sabía qué hacer, creer que uno se va a morir por irse de un
parque es una cosa seria, a esta pelada se le aflojó un tornillo
pero bueno, quien soy yo para juzgar, ella se veía tan aterrada que
hasta de pronto si se moría por eso, de físico miedo, cosas más
raras se han visto, bueno para salir del paso yo le propuse
acompañarla hasta su casa, yo la vigilaba por si la veía con
intenciones de morirse, me costó un buen rato calmarla y
convencerla, y pues eso, de ahí nos fuimos caminando, y caminamos
harto tiempo y empezamos a hablar todo ese rato, ya ni me acuerdo de
qué. Y así es siempre que voy al parque, me la encuentro, me le
siento al lado, me dice que tiene terror, que tiene miedo y yo la
acompaño a su casa, ya le tengo cierto cariño, hasta creo me
empieza a gustar la pelada, es que de tanto verla hasta me voy a
enamorar, cada vez que me la encuentro pienso en confesarle cuando
lleguemos a su casa todo el cariño que le he cogido pero nunca
llegamos porque nada mas saliendo del parque es que me despierto.
Ahora estoy acá al pie de mi cama sin poder dormir porque siempre
que me duermo es para soñar con lo mismo, con la misma pelada, una
mujer sin rostro, no es que no tenga rostro, es que ni de eso me
acuerdo, solo me acuerdo de sus ojos, de su mirada infinita en un
espacio vacío de otras entidades y yo ya no quiero volverme a
acostar porque cuando me levanto es lleno de puras lágrimas. Afuera
sigue oscuro, quien sabe si ya casi sale el sol, ojalá sea pronto
porque ya me estoy desesperando y es que pasan los minutos, las
horas, las semanas, los meses, los años y nada que amanece. Ojalá
me acueste y sueñe con algo distinto, pero que va, yo sé que no.
Comentarios
Publicar un comentario
Tus comentarios enriquecen nuestra Biblioteca ¡Gracias por Visitarnos!