Ir al contenido principal

Cartas al desamor: "Carta de Saudade"


Amor, Anti San Valentín, Concurso Las cartas al desamor, Desamor, División de Bibliotecas, Estudiantes Universitarios, Univalle, División de Bibliotecas Universidad del Valle

Carta de Saudade
(Autora: Saudade)


No debiste sorprenderte al enterarte de la aventura que él sostenía con aquella mujer, recuerda que decías bromeando que la fidelidad existía solo en los reproductores de música, que era un invento de los hombres para tranquilizar a las mujeres.

Olvidaste también el fragmento aquel de Abad Faciolince que memorizaste porque se te quedó enredado en la cabeza: “Ya no le atraía, ya no sentía ganas de verla desnuda, estaba acostumbrado a su cuerpo y había perdido el interés en verla”.

Te recuerdo que tú misma dejaste de sentir emoción al verlo llegar a casa, la rutina, las cuentas, los hijos, los problemas y hasta el aire pesado de un hogar que veinte años atrás tenía fragancias frescas en el que los quehaceres eran un gusto porque los hacías con amor.

Ahora estás pensando que vas a hacer con tu vida; me dijiste ayer que veías dos caminos, el primero que conduce a una autopista en la que sientes que tu carro destartalado ya no encaja, estás fuera de circulación, no entiendes las reglas en esa vía, te obligaría a cambiar, a reinventarte y darte la posibilidad de encontrarte a ti misma o quizá enamorarte de nuevo.

El otro camino te deja en esa carretera polvorienta, donde todo es color sepia; la calma asusta pero ese es el camino que recorres todos los días, allí las imágenes son las de una película que se proyecta repetitivamente, ya sabes que pasará en la siguiente escena, incluso sabes de memoria los diálogos y los personajes no cambian de vestuario y el tono de la voz es el mismo.

Aunque preguntaste mi opinión no quiero hacerlo, solo deseo que reflexiones sobre lo que te asusta más; seguir con esa vida rutinaria que tiene la ventaja de mostrarle a tus amigas que cumpliste 20 años de “feliz” matrimonio o lanzarte en la aventura de volar sobre la autopista guiando un parapente que te traerá aventuras nuevas y desconocidas, con el riesgo fatal de caer.

Estos cincuenta y dos años de amistad, me hacen conocerte bastante bien y se que estás pensando que la relación se puede rescatar, crees que si le prepararas aquella comida que tanto le gusta, te vistes con la blusita animal print y lo invitas al parque aquel donde te juró amor eterno, la llama del amor se encenderá de nuevo y volverás a ser la mujer que 20 años estaba convencida que los relatos de princesas con finales felices no eran cuento.

Amiga, a ti no te diré mi opinión, pero a quien lea esta carta le confieso que me acostumbré tanto a verte en sepia que creo que no hay otro camino, sigue allí porque tu inseguridad es enorme y la costumbre no te deja soportar su ausencia; aunque en el fondo tú sabes que no está ni estará. También él te siente distante; ambos son otros, su aventura lo que hace es darle aliento para seguir a tu lado, porque él tampoco está dispuesto a “perder” todo lo que en veinte años han construido.


*en portugués es un vocablo de difícil definición incorporado al español, que expresa un sentimiento afectivo primario, próximo a la melancolía, estimulado por la distancia temporal o espacial a algo amado y que implica el deseo de resolver esa distancia. A menudo conlleva el conocimiento reprimido de saber que aquello que se extraña quizás nunca volverá. (wikipedia)

Comentarios

Entradas populares de este blog

Concurso Cuento corto: LA NEGRA CARLOTA

LA NEGRA CARLOTA Ahí viene! La negra Carlota que se pasea por la plaza, los chicos se vuelven locos por su cintura y su cadera. Pero mira que no ven lo que lleva por dentro, se siente triste, absolutamente sola, denigrada y sin dignidad aluna. Por qué todos los días, tiene que salir a vender su cuerpo, para poder mantener a sus ocho hijos. MARIA CUENTO

VIII concurso del cuento corto, ¿NO SABES DE SEBAS?

 ¿ NO SABES DE SEBAS? Toda las comodidades posibles su familia le entregó, vistió bonito bajo la luna y fresco bajo el sol, no le gustaba la lluvia y se quejaba del calor; la primera su cabello despeinó, la segunda excesiva transpiración le brindó. Estudió, entrenó y trabajó, pero nada de eso le gustó. Sus parientes le enseñaron lo bueno y lo malo él escogió. Una amistad le presentó la calle y eso sí que le encantó. Conoció una amiga nueva y con ella se quedó, fue un cambio abismal; pasó de su casa a un callejón. La ese se agrandó, ahora se cree un dios, dejó de ver por ojos ajenos y de todo se adueñó. Venía de la nada, pero iba por todo. Las caricias de su madre jamás las aceptó, las de su abuela siempre las ignoró, y los consejos de sus tíos nunca los escuchó. Hasta los quince años de su casa no salió. Si un día quiso aquellos zapatos; mami se los compró Quería estar a la moda; papi lo vistió. Como la e, salió de noche sin saber para dónde fue, vistiendo de negro desde la cabe...

VIII Concurso del cuento corto, SANTA ELENA CITY

Dicen que estoy loco. Algunos se preguntan cómo terminé aquí, pescando en el caño de la galería Santa Elena. Yo les digo que no es ningún caño, que es un río, pero que ellos todavía no lo pueden ver. Se ríen de mí, tomándome como un caso perdido. Qué más da, sigo en lo mío, tratando de pescar alguna rata en este majestuoso río negro que se extiende por toda la ciudad. ¿Que cómo uno termina viviendo a la orilla de un caño, en medio de la basura y de los adictos? Eso es fácil de responder, toda la respuesta radica en que uno se aburre, se cansa, se fastidia de llevar una vida inalterable. Se cansa de las mañanas en las que te levantas y quieres seguir durmiendo, pero sabes que si sigues durmiendo al rato llegarán las llamadas de tu jefe para preguntarte no cómo estás, sino cuánto tardas en llegar. Un ser humano normal se fastidia del día a día, de la lucha por la supervivencia urbana, de los malos tratos entre nosotros mismos, de los horarios, de las metas que tienes por cumplir. Díganme...