Ir al contenido principal

Cartas al desamor: "Sí me acuerdo de ti"


Amor, Anti San Valentín, Concurso Las cartas al desamor, Desamor, División de Bibliotecas, Estudiantes Universitarios, Univalle,


No te puedo perdonar. Lo intenté, creeme. Pero la traición, el desazón de saberse prescindible y la horrible realización de ser tomada por idiota, me inundan al pensar en ti. ¿Recuerdas aquella primera carta? Aun me siento avergonzada de aquellas palabras, tan estúpidas e inocentes, tan cargadas de sentimientos que nunca entendiste.

Me aterra pensar que fuiste un antes y un después. Recuerdo aquel primer beso, el toque delicado de tus labios y el horrible dolor en el pecho ¿Fue así la primera vez o he manchado el recuerdo?

Odio pensar que fuiste único ¿Dónde queda el porvenir si así es? No te quiero de vuelta, pero tampoco logro perdonarte y eso me consume. Ojalá no me importarás, ojalá conociera a otra persona, ojalá no te hubiese conocido.

Te he visto pasar y quiero creer que me es indiferente, que todo esto es solo el escozor de mi orgullo herido. Ojalá te remuerda la conciencia, ojalá me pienses de vez en cuando. Sería patético que solo yo pensará en ti.

Sé que no debería arrepentirme de lo sucedido, el azar lo quiso así. Pero podría haber sido alguien más amable y más honesto. ¿Qué vi en ti? No eras especial, eras solo un muchacho que posó sus ojos en mí y me hizo pensar que era interesante, que importaba.

Tengo miedo, tengo miedo de buscarte en otros muchachos, de buscar otro idiota como vos, de no saber apreciar a otros y terminar sola. Tengo miedo de que nunca nadie piense que soy interesante y que si alguien lo hace, me traicione, como vos.

Pronto esto acabará, pronto encontraré a otra persona. Y tú pasaras a la historia, como aquel muchacho de sonrisas fingidas y moretones en el cuello, aquel muchacho que no merecía ni siquiera una mirada de mi parte. Otros labios ocuparán mis labios y otros ojos llenarán mis sueños. Entonces me serás indiferente y por fin, seré libre.


Ojos cansados. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Concurso Cuento corto: LA NEGRA CARLOTA

LA NEGRA CARLOTA Ahí viene! La negra Carlota que se pasea por la plaza, los chicos se vuelven locos por su cintura y su cadera. Pero mira que no ven lo que lleva por dentro, se siente triste, absolutamente sola, denigrada y sin dignidad aluna. Por qué todos los días, tiene que salir a vender su cuerpo, para poder mantener a sus ocho hijos. MARIA CUENTO

VIII concurso del cuento corto, ¿NO SABES DE SEBAS?

 ¿ NO SABES DE SEBAS? Toda las comodidades posibles su familia le entregó, vistió bonito bajo la luna y fresco bajo el sol, no le gustaba la lluvia y se quejaba del calor; la primera su cabello despeinó, la segunda excesiva transpiración le brindó. Estudió, entrenó y trabajó, pero nada de eso le gustó. Sus parientes le enseñaron lo bueno y lo malo él escogió. Una amistad le presentó la calle y eso sí que le encantó. Conoció una amiga nueva y con ella se quedó, fue un cambio abismal; pasó de su casa a un callejón. La ese se agrandó, ahora se cree un dios, dejó de ver por ojos ajenos y de todo se adueñó. Venía de la nada, pero iba por todo. Las caricias de su madre jamás las aceptó, las de su abuela siempre las ignoró, y los consejos de sus tíos nunca los escuchó. Hasta los quince años de su casa no salió. Si un día quiso aquellos zapatos; mami se los compró Quería estar a la moda; papi lo vistió. Como la e, salió de noche sin saber para dónde fue, vistiendo de negro desde la cabe...

VIII Concurso del cuento corto, SANTA ELENA CITY

Dicen que estoy loco. Algunos se preguntan cómo terminé aquí, pescando en el caño de la galería Santa Elena. Yo les digo que no es ningún caño, que es un río, pero que ellos todavía no lo pueden ver. Se ríen de mí, tomándome como un caso perdido. Qué más da, sigo en lo mío, tratando de pescar alguna rata en este majestuoso río negro que se extiende por toda la ciudad. ¿Que cómo uno termina viviendo a la orilla de un caño, en medio de la basura y de los adictos? Eso es fácil de responder, toda la respuesta radica en que uno se aburre, se cansa, se fastidia de llevar una vida inalterable. Se cansa de las mañanas en las que te levantas y quieres seguir durmiendo, pero sabes que si sigues durmiendo al rato llegarán las llamadas de tu jefe para preguntarte no cómo estás, sino cuánto tardas en llegar. Un ser humano normal se fastidia del día a día, de la lucha por la supervivencia urbana, de los malos tratos entre nosotros mismos, de los horarios, de las metas que tienes por cumplir. Díganme...