Carta al desamor: "Mi problema es que te llevo dentro"


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Mi problema es que te llevo dentro
(A. C. Bowge)

Esta vida no volverá a acercarme tu piel ni a mirarme con tus ojos, no importa cuánto proyecte mi sendero, no parece llevarme a las tierras a las que se dirigen tus pies. Si me hiciera la muerte el favor de tomarme en sus brazos y aliviarme la carga, no habría resultado distinto. Es esta mi condena, la certeza de que te he perdido.

Dicen ellos, falta de amor o amistad, falta de sentimiento y afecto, enemistad, aborrecimiento; pero el desamor no es nada de ello. Desamor es saberte amada y distante, desamor es tu preferencia de lugares que no gozan de mi presencia. Desamor es la decadencia de mi mente que produce en sueños lo que en vida no me corresponde y no supe merecer. Hace falta que yo te ame y tú me ignores, para que nazca el desamor, ¿pero qué importa ya? Resulta que importa tanto como mi vida entera. ¿Podría yo algún día dejarte de amar? No, no existe esa fecha y, ciertamente, no es el día de hoy.

Pretendo abandonar mis memorias, como cartas guardadas en un viejo baúl en una casa a la cual nunca volveré. Mi problema es que te llevo dentro, te encuentras en el mismísimo lugar en que me encuentre, todo el tiempo. Mi máxima constante, infinito bucle.

Como en tu faceta profesional, espero que abunde la prosperidad en todas las esferas de tu vida. Que te sonría la suerte como me hubiera gustado hacerlo a mí.

Cualquiera que se permita excesos en el amor, anhela ostentar de la suya como de la más grande entre las pasiones, los más arraigados y límpidos sentimientos. Es por eso que solo a ti puedo desearte la mejor de las vidas posibles. ¡Qué se colmen de poesía tus paisajes! Y que la vida sea música para ti. Deseo, que veas los colores vivos, que no concibas el nihilismo, que gustes de leer a Bécquer más que a Bukowski y, si es que –como yo- ya no pudieras ser feliz, te deseo sabiduría.

Es porque sol fuiste, que luna fui: para llevar tu luz a lugares que no frecuentas, lugares que de otra manera, no podrían atestiguar tu belleza y, a personas que nunca escucharon tu nombre. Si existe alguien que no sepa de ti, esa persona no tiene nada que ver conmigo.



A. C. Bowge


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