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Carta al desamor: "El primero, el segundo y el tercero"


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El primero, el segundo y el tercero
(Autora: Klaö)


El primero, el segundo y el tercero. Si, obvio, recuerdo cuando me imaginaba con un esposo para toda la vida y lindos hijos pero, no, obvio, ahora voy llegando a los 30 y no cumplí con esa expectativa influenciada por las novelas de la pobre que enamora al rico y por los fabulosos cuentos de Los Hermanos Grimm de los sábados en la mañana. Pues resulta que todo se presentó diferente porque el primero, el primero resultó ser un obsesivo que quería ser el dueño de cada respiro, pero no por que me tuviera enamorada… no; sino porque él mandaba si podía o no podía respirar, salir o no salir, pensar o no pensar. Sin embargo era tierno, quería casarse y tener hijos conmigo o con cualquiera. 

Ni que decir del segundo, ja! el segundo resultó el príncipe azul perfecto! al principio claro jajaja. Luego resultó ser el príncipe azul perfecto para mi vecina, para la que vendía minutos en la esquina, para mi compañera de trabajo, para su amiga que lo aconsejó sobre cómo tratarme, todo un casanova el chicuelo. Y el tercero, ay ay ay, el tercero era un sueño, treintañero, inteligentísimo, profesional, apasionado, ni que decir… ese hombre si sabía que seguía después de invitar a un café que no sólo nos despertaba la somnolencia jmmmm. 

Y pues si, luego del primero, del segundo y del tercero más significativos de mi corto historial llegaron estas ganas de quedarse una tranquila, sola, sin nadie que te quiera mandar, ni lucir, ni tener para complacerse a sí mismo. Pero que raro se siente, a estas alturas mi mamá y mis amistades ya esperaban verme como ama de casa desesperada, me da una vaina desilucionarlos, pero me da un fresquito saber que no me dejé presionar por sus anhelos, cada que escucho llorar un niño, cada que una amiga me cuenta que el marido la traicionó, o que la amiga de una amiga recibió una muenda del esposo (sino que como ella lo ama pues no lo deja), o cada que mi amigo que tiene novia me invita a tomar el famoso café… en fin, ahora prefiero elegir esta tranquila soledad (acompañada en ocasiones claro) que esperar en la cama a alguien que no sabe querer a alguien más que a sí mismo y tal vez, sólo si tal vez me encuentro con alguien en el camino que sepa caminar calmo y sabio (no de solo de saber coger, también de saber vivir) sólo así, pueda que encuentre una buena compañía porque amor, amor ya me lo se dar yo misma. 

Autora: Klaö


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