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VI Concurso de Cuento Corto: TE ACOMPAÑO MIENTRAS ME ACOMPAÑAS



Era un mañana soleada, Carla estaba en su lugar preferido, la sombra de un samán que nadie visitaba en su escuela, Carla bailaba alegremente mientras tarareaba su música favorita.


Desde una banca la estaba observando el niño nuevo, Fray, quien había llegado hace unas semanas a la escuela, le gustaba verla bailar, pero no se acercaba por timidez.


Carla seguía bailando, pero mientras más bailaba, desde el fondo de su pecho iba surgiendo un sentimiento que la ahogaba poco a poco, y cuando no pudo más cayó al suelo mientras lloraba; además de la tristeza que estaba sintiendo, estaba muy confundida, pues no sabía cuál era la razón de esa tristeza que le llenaba el pecho.


Mientras lloraba, llego Fray a su lado, le pregunto si podía ayudarla, Carla no contesto, pero Fray se quedó ahí para acompañarla y empezó a cantarle la canción que su madre le cantaba cada mañana al levantarse, para recordarle que era un nuevo día lleno de oportunidades para reír.


Mientras Carla escuchaba la canción y al sentir la compañía de Fray, recordó el porque estaba triste, extrañaba a sus amigas, que ya no le hablaban desde que Carla decidió no cortarse el cabello como lo hicieron todas, y aunque no se arrepentía de su decisión, de verdad le hacían falta, había aprendido a estar sola, pero extrañaba mucho jugar con ellas.


Cuando Fray termino de cantar, Carla ya se sentía mejor, así que abrió su lonchera, saco el sándwich que le empaco su papá y lo compartió con Fray mientras le agradecía por su canto; comieron en silencio, y se quedaron allí sentados, hasta que sonó el timbre para volver a clases.


Camino al salón Carla y Fray decidieron ser amigos y acordaron sentarse juntos a partir del siguiente día, y así lo hicieron, salían juntos al recreo y compartían sus loncheras, pero a menudo Carla terminaba llorando al recordar el rechazo de sus amigas con quienes había compartido desde el primer año en que entraron a la escuela.


Fray siempre estaba ahí para animarla, aunque había días en los que él también estaba triste, pero Carla no se daba cuenta.


Un día en el que Fray faltó a clases Carla le pidió a su madre que la llevara a la casa de su amigo, para preguntarle porque había faltado, lo había extrañado mucho, en especial porque estuvo triste nuevamente y él no estuvo para animarla como siempre lo hacía.


Al llegar y hablar con su amigo se dio cuenta que él también estaba triste, hace unos meses había muerto su madre, era la razón por la que había cambiado de colegio, y aunque intentaba ser fuerte, algunos días la extrañaba muchísimo.


Fue entonces cuando Carla comprendió que se había concentrado tanto en su tristeza, que no se dio cuenta que su amigo también necesitaba ser animado por ella, y entonces decidió hacer algo al respecto.


Al otro día en el colegio, durante el descanso se sentaron bajo la sombra del gran samán que ahora era el lugar preferido de los dos, Carla saco dos hojas y lápices, eran para escribir lo que les entristecía mientras cantaban la canción que la madre de Fray le cantaba, y que ahora era la canción que los animaba a los dos.


  • Es hoy, un día nuevo otra historia por escribir


otra oportunidad que nos da la vida para amar y ser feliz.


Aunque sea difícil siempre podremos continuar y sonreír


somos valientes y si caemos


nos levantamos y a seguir.


¡Creo en mí y creo en ti!


Cuando terminaron se sintieron mejor, pues, aunque seguían extrañando a quienes querían, hablar y escribir sobre sus tristezas los había liberado.



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