Una víctima del destino… Ahí estaba yo, y ahí estaba él, de casualidad, como un juego macabro del destino, ese tipo de juegos que tiende a ponerte en el sitio indicado, en el momento preciso. Nunca pensé volverlo a ver, mucho menos que él me vería primero, y que se alegraría de verme, lo suficiente como para agarrarme por la espalda y taparme los ojos, cosa que nunca hizo mientras estuvo a mi lado. Era el hombre ideal, me encantaba lo que vivíamos. Pareciera que la suerte se burlara de mí, de nosotros, poniéndonos en el mismo sitio. Pasó tanto tiempo después de la forma tan cruel en la que nos separó. Dejándome claro que el amor, solo es un azar caprichoso del destino, que se puede ir, justo cuando está en su mejor momento, y dejarte así, desolada, como incompleta… Reconocí su olor, esa magnífica fragancia que llenaba mi alma. Al darme cuenta que era él quien tapaba mis ojos, mi corazón y mi mente empezaban una carrera. Latía tan rápido, que podía sentir como la ...