VIAJE ALREDEDOR
DEL MUNDO
Para
el concurso de talentos, Julio se presentó frente al público y
aseguró haber construido una máquina capaz de darle la vuelta al
planeta en veinticuatro horas sin moverse de su punto. Por supuesto,
para aquella fecha, realizar aquel viaje en ese tiempo era posible
para la milicia y para aquel que pudiera permitirse un jet privado;
pero no para un tipo como Julio, a quien varios consideraban un
científico loco. Aun así, todos lo siguieron hasta la colina en
donde estaba la máquina. Allí Julio explicó entonces que
pilotearía su invento hasta el límite de la atmósfera terrestre,
en donde se quedaría estático para que fuera el planeta quien se
moviera y no él. Dijo, además, que sólo llevaría el oxígeno
necesario para el viaje porque estaba convencido de sus cálculos. Al
llegar la hora acordada, el armatoste en el que se encontraba Julio
despegó y se fijó en el cielo tal y como él había dicho —así
lo cuentan quienes lo vieron a través del telescopio que el
científico dejó dispuesto—. Sin embargo, con el pasó de las
horas, la máquina comenzó a verse cada vez más distante. Fue ahí
cuando comenzaron las especulaciones. Uno de los asistentes, que
aseguraba ser profesor universitario, aseguró que ello se debía a
que el Universo se encuentra en constante expansión desde que se
produjo el Big Bang, por lo que fijarse en un punto determinado era
alejarse de todo lo que estuviera alrededor. Otro, profesor de
bachillerato, teorizó que a lo mejor Julio había olvidado los
movimientos terrestres de precesión y de nutación, por lo que, si
bien le daría la vuelta a la Tierra, terminaría en otras
coordenadas distintas a las iniciales de su viaje. Uno más, profesor
de primaria, aseguró que como el planeta estaba rotando, era normal
que Julio se viera cada vez más lejos. Finalmente, un niño dijo que
había aprendido en la escuela los movimientos del planeta y que le
había gustado mucho el de traslación; que quizá Julio se había
fijado en un punto del Sistema Solar al que la Tierra había dejado
atrás mientras le daba la vuelta al Sol, por lo que Julio volvería
al punto inicial luego de trescientos sesenta y cinco días. Después
de terminarse las veinticuatro horas del viaje sin que Julio
apareciera por ningún lado, y tras otras veinticuatro necesarias
para darlo por perdido ante las autoridades; la gente se retiró de
la colina sin muchas esperanzas.
Tras
un año de espera, el niño volvió con un telescopio que había
pedido en Navidad y se asomó por él. «¡Ahí estás!», gritó
cuando vio cómo volvía la nave congelada de Julio.
PIPER.
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