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Tercer Concurso de Cuento Corto: La amé sin conocerla



La amé sin conocerla

Cada noche ella meditaba si en realidad aún estaba a tiempo de encontrar un hombre con quien formar una familia y más aún si valía la pena. Abandonada por quienes creyó le darían la felicidad (su padre y su primer amor) continuaba en la búsqueda errónea, tanto así que se entregaba apresuradamente a los brazos de falsos príncipes que después se convertían en monstruos.

Anhelaba tener alguien a quien entregarle lo que quedaba aun de su juventud y belleza, pero pasaban los días, meses, años y hombre tras hombre, ninguno se quedaba, todos se esfumaban como se esfuman los años que jamás regresan.

Una mañana cuando el sol iluminaba el interior del apartamento observo en el espejo la piel ajada alrededor de sus ojos, toco sus mejillas, sonrió y vio cómo se asomaban descaradamente líneas de expresión. Recordó que 10 años antes gozaba de plena juventud y hasta ahora se daba cuenta que envejecía.

Con el maquillaje trataba de ocultar los años, pero la base liquida, el polvo compacto, el rubor, la pestañina y el labial afectaba aún más su piel. Se esmeraba por combinar bien los tonos de sus ropas, llevar bien su cabello e impregnarse en el cítrico aroma que se aplicaba exageradamente. Inteligente, guapa y con una alegría contagiosa empezó a preocuparse por el paso del tiempo. Pensé enamorarla y engañarla pero poseía algo indescriptible (amor, felicidad, paz) así que me dedique a conocerla y ser su amigo.

8 relaciones amorosas y desastrosas sostuvo ella durante ese tiempo. Sin embargo, el cambio que hizo en mí fue enorme. La acompañaba a la iglesia, le adoraba y oraba a su Dios, conocí su familia, su perro y hasta termine mi relación de pareja porque me di cuenta que el amor se había extinguido sin que yo lo notara. Cuando me dijo que se iba a desintoxicar y darse un tiempo para sí misma me dio enorme alegría que sonreí emocionado. Al fin tendría la oportunidad de destapar el amor que sentía por ella.

Es cierto. Exclamó como convenciéndome y creyendo que me burlaba de lo que me acababa de confesar.

No soy tan joven, camino por el cuarto escalón y aun no encuentro un hombre con deseos de construir una familia. Me dijo

Siempre poseía un espíritu de amor, tranquilidad, paciencia y sonreía de los fracasos que ganaba. Esa noche entramos al cine mientras ella insistía en el tiempo.

La escena empezó con una mujer joven llorando mientras  su esposo sacaba las maletas y las metía al baúl del carro, tres niños corrieron tras él aferrándose a sus piernas mientras lloraban sin descanso.

No te vayas papá. Pero él se soltó de ellos bruscamente, subió al coche y se marchó.

Ves, Dios me ha librado de hombres perversos. Dijo mientras reía a un volumen controlado.

Hoy cumple tres meses en coma. Un fuerte dolor de cabeza la dejó dormida y aun no despierta. No la abandone, porque junto a ella descubrí lo que es el amor. Me uní al grupo de oración de la iglesia para pedir un milagro. Tengo fe en que despertará y talvez sea el momento de construir un hogar.

El sonido del teléfono me despertó. La lluvia se deslizaba a chorros por la ventana, el frio me acompañaba y entonces escuché la voz de su madre.

Se ha ido.

Sentí que mi ser se escurría llegando hasta la punta de mis pies dejándome totalmente vacío. Llore, llore tanto que…

La alarma sonó y de nuevo desperté, 5:30 de la mañana. Hacía calor y mientras me cepillaba recordaba la chica de mis sueños. La amaba tanto que llore como un niño abandonado al escuchar que había muerto.

¡Claro! el niño del film, era yo hace 29 años. Que extraño sueño. Sonreí frente al espejo y me metí a la ducha.

— Un país extraño. Tome el subterráneo y mi piel se erizo cuando la vi en una de las paradas.

Soñé contigo. Gritaba desesperado golpeando la ventana mientras el bus marchaba e intentaba recordar velozmente su nombre para gritarlo, pero lo cierto es que en la experiencia onírica su nombre jamás estuvo presente.

Ella miraba sorprendida, quizás no entendía mi dialecto.

Por: Mar de letras



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