La amé sin
conocerla
Cada
noche ella meditaba si en realidad aún estaba a tiempo de encontrar
un hombre con quien formar una familia y más aún si valía la pena.
Abandonada por quienes creyó le darían la felicidad (su padre y su
primer amor) continuaba en la búsqueda errónea, tanto así que se
entregaba apresuradamente a los brazos de falsos príncipes que
después se convertían en monstruos.
Anhelaba
tener alguien a quien entregarle lo que quedaba aun de su juventud y
belleza, pero pasaban los días, meses, años y hombre tras hombre,
ninguno se quedaba, todos se esfumaban como se esfuman los años que
jamás regresan.
Una
mañana cuando el sol iluminaba el interior del apartamento observo
en el espejo la piel ajada alrededor de sus ojos, toco sus mejillas,
sonrió y vio cómo se asomaban descaradamente líneas de expresión.
Recordó que 10 años antes gozaba de plena juventud y hasta ahora se
daba cuenta que envejecía.
Con
el maquillaje trataba de ocultar los años, pero la base liquida, el
polvo compacto, el rubor, la pestañina y el labial afectaba aún más
su piel. Se esmeraba por combinar bien los tonos de sus ropas, llevar
bien su cabello e impregnarse en el cítrico aroma que se aplicaba
exageradamente. Inteligente, guapa y con una alegría contagiosa
empezó a preocuparse por el paso del tiempo. Pensé enamorarla y
engañarla pero poseía algo indescriptible (amor, felicidad, paz)
así que me dedique a conocerla y ser su amigo.
8
relaciones amorosas y desastrosas sostuvo ella durante ese tiempo.
Sin embargo, el cambio que hizo en mí fue enorme. La acompañaba a
la iglesia, le adoraba y oraba a su Dios, conocí su familia, su
perro y hasta termine mi relación de pareja porque me di cuenta que
el amor se había extinguido sin que yo lo notara. Cuando me dijo que
se iba a desintoxicar y darse un tiempo para sí misma me dio enorme
alegría que sonreí emocionado. Al fin tendría la oportunidad de
destapar el amor que sentía por ella.
—Es
cierto. Exclamó como convenciéndome y creyendo que me burlaba de lo
que me acababa de confesar.
—No
soy tan joven, camino por el cuarto escalón y aun no encuentro un
hombre con deseos de construir una familia. Me dijo
Siempre
poseía un espíritu de amor, tranquilidad, paciencia y sonreía de
los fracasos que ganaba. Esa noche entramos al cine mientras ella
insistía en el tiempo.
La
escena empezó con una mujer joven llorando mientras su esposo
sacaba las maletas y las metía al baúl del carro, tres niños
corrieron tras él aferrándose a sus piernas mientras lloraban sin
descanso.
—No
te vayas papá. Pero él se soltó de ellos bruscamente, subió al
coche y se marchó.
—Ves,
Dios me ha librado de hombres perversos. Dijo mientras reía a un
volumen controlado.
Hoy
cumple tres meses en coma. Un fuerte dolor de cabeza la dejó dormida
y aun no despierta. No la abandone, porque junto a ella descubrí lo
que es el amor. Me uní al grupo de oración de la iglesia para pedir
un milagro. Tengo fe en que despertará y talvez sea el momento de
construir un hogar.
El
sonido del teléfono me despertó. La lluvia se deslizaba a chorros
por la ventana, el frio me acompañaba y entonces escuché la voz de
su madre.
—Se
ha ido.
Sentí
que mi ser se escurría llegando hasta la punta de mis pies dejándome
totalmente vacío. Llore, llore tanto que…
La
alarma sonó y de nuevo desperté, 5:30 de la mañana. Hacía calor y
mientras me cepillaba recordaba la chica de mis sueños. La amaba
tanto que llore como un niño abandonado al escuchar que había
muerto.
— ¡Claro!
el niño del film, era yo hace 29 años. Que extraño sueño. Sonreí
frente al espejo y me metí a la ducha.
— Un
país extraño. Tome el subterráneo y mi piel se erizo cuando la vi
en una de las paradas.
—Soñé
contigo. Gritaba desesperado golpeando la ventana mientras el bus
marchaba e intentaba recordar velozmente su nombre para gritarlo,
pero lo cierto es que en la experiencia onírica su nombre jamás
estuvo presente.
Ella
miraba sorprendida, quizás no entendía mi dialecto.
Por:
Mar de letras
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