Carta
del último hombre sobre la tierra
Estoy
solo.
Tristemente
solo.
Estar
solo en un planeta lleno de gente... Era muy diferente. Ahora extraño
incluso a mi vecino y a los ladridos desesperantes del que fuese su
perro. Ahora incluso a los dos los extraño.
Sin
embargo, a pesar de que ya no tengo nada, el miedo se quedó conmigo.
Ese miedo natural y primitivo. Ese que solo percibimos cuando tenemos
cara a cara a la muerte. Decidió, después de todo, acompañarme en
este fin el cual paradójicamente no produce horror o espanto, sino
nostalgia y desasosiego.
Y
aquí, mientras escribo esto en los restos de hojas y cuadernos
malgastados, amarillentos, un aire impuro apenas respirable ondea en
mi cabello. Incluso ahora que puedo deducir mi final, el temor más
agónico sigue siendo a la nada, a la ya tan esperada inexistencia.
¿O será acaso a la muerte misma? ¿O no será acaso lo mismo?
Estoy
solo.
Y
seguiré solo.
Hasta
que el último de mis cabellos se deje llevar por el tiempo,
implacable, que reclama ahora lo que siempre fue suyo.
Entonces
no habrá más.
Comentarios
Publicar un comentario
Tus comentarios enriquecen nuestra Biblioteca ¡Gracias por Visitarnos!