Cuarto concurso de cuento corto: SANDRITA Y SU PRIMER VIAJE ESPACIAL



SANDRITA Y SU PRIMER VIAJE ESPACIAL

El bus pegó un brinco tan alto que de haber estado despierta, Sandrita no hubiera desaprovechado la oportunidad de palpar y hacer figuras con las nubes. Ya en tierra, todos en el bus se zangolotearon y Sandrita despertó bruscamente experimentando un revolcón de pecas en su rostro, así como la simulación de levitar que terminaba con un golpe seco del coxis contra la silla de cuero; una extraña sensación para una niña de tan solo cinco años.

-Tranquila mi amor, fue solo un hueco – le dijo con ternura la madre reprimiendo el enojo contra el conductor- no te vayas a dormir de nuevo porque ya casi tenemos que bajar.

Sandrita a pesar de la turbulencia siguió somnolienta pues desde la noche anterior no había podido conciliar el sueño después de que su madre le informara: “mi amor, mañana lunes quiero que te pongas el vestido de flores porque en la tarde iremos hasta La Luna para que conozcas a tu tía Pepa”. La angustia había invadido el rostro de la niña.

En la mañana de ese lunes no pudo concentrarse en clase de matemáticas, inglés, religión y, en ciencias, aunque el tema era la reproducción animal no paró de hacer preguntas a la profesora sobre lo que necesitaba para viajar a la luna: “es la séptima vez que interrumpes para preguntar acerca de la luna Sandra, te pido que respetes la clase. Si quieres viajar a luna debes estudiar mucho para ingresar a la NASA, tener buen estado físico y llevar el equipo de oxígeno adecuado para respirar”.

Sandrita llevaba perdiendo tres materias, era gordita y el único equipo que tenía no era propiamente para respirar, una Tablet. No estaba preparada para su viaje espacial.

-Las que se bajan en La Luna -gritó inesperadamente el conductor del bus. El momento había llegado. El rostro de la niña empalideció y su cuerpo gordito empezó a temblar.

- ¿Mamá y el equipo de oxígeno?

La madre sin comprender la pregunta cargó a la niña y descendieron del bus.

Luego de caminar dos cuadras a casa de tía Pepa la madre se percató del color morado del rostro de Sandrita y sus cachetes inflados a punto de explotar. Sin equipo de oxígeno no le quedó otra opción que aguantar la respiración.

  • ¿Qué te pasa mi amor? -Gritó asustada la madre. Sandrita no pudo aguantar más la respiración y su cuerpo gordito cayó lentamente.

Al despertar, se percató que estaba en un cuarto desconocido, así como de una máscara de plástico que cubría su nariz y boca. Miró hacía los lados y reconoció a su madre junto a un rostro nuevo, su tía Pepa, quién le sonreía.

Sandrita, echando de menos las mangueras conectadas al tanque de oxígeno, se levantó sobresaltada y de un brinco pasó de la cama a la ventana que tenía en frente.

- ¡Cuidado! –le advirtió la madre.
  • ¿mamá seguimos en la luna? -preguntó en tono triste a su madre, mientras corría las cortinas blancas.

Sí mi amor, estamos en el barrio La Luna y ella es tu tía Pepa.

La alegría invadió el rostro de Sandrita que comenzó a correr por todo el cuarto.

Había sobrevivido a su primer viaje espacial.


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