Un misterioso pero extrañamente
conocido vaho gélido recorría cada rincón del humedal donde se encontraba un
viejo y moribundo sapo mirando hacia el cielo próximo a recibir el amanecer, su
pesado y robusto cuerpo poco a poco abandonaba la capacidad para aferrarse al
mundo físico, con sus últimas fuerzas decidió dirigirse a su lugar especial
donde por fin descansaría en paz, era un pasadizo que desembocaba en un
frondoso árbol que se distinguía de los demás gracias a las tonalidades ámbar
de sus flores que brillaban a la intensidad del alba, se dice que puede si una
de sus flores cae justo donde se proyecta un rayo de sol puede llegar a
conceder un deseo a cierta hora específica del día. Su cuerpo reposaba sobre
una de las raíces, su longevidad era admirada por gran parte de los habitantes
del humedal, menos por él mismo, era un sapo que siempre anheló morir, veía el
amanecer, anochecer y el pasar de los días de la misma manera, algunas veces se
dirigía hasta este majestuoso lugar a observar a algunos bichos escabulléndose
entre las flores del árbol, a pesar de su mirada hambrienta, en el fondo, solía
admirarlos de lejos, siempre soñó con volar, desde que era un renacuajo.
Su recuento entre el pasado fue
interrumpido por el suave y débil intento de aleteo de una mariposa que se
encontraba a unos pocos centímetros de él, el sapo sorprendido intentó
comérsela, pero su lengua ni siquiera se animó en salir, por lo que se resignó.
La mariposa se dio cuenta que no era la única en su lecho de muerte, por lo que
con las pocas fuerzas que le quedaban, rompió el silencio.
—
¿Qué se siente vivir tanto tiempo? — Interrogó
curiosa.
—
El todo el día durante más de diez años seguir
una misma rutina para al menos sobrevivir no es realmente divertido siendo
sincero. — Respondió con dificultad en su respiración.
El sapo realmente la envidiaba,
cuando alguien observa una mariposa en su jardín irradia felicidad, son símbolo
de belleza y libertad, es capaz de recorrer distancias inmensas para encontrar
el lugar ideal para poner sus huevos, eso implica conocer diversos lugares
mientras poliniza algunas flores por ahí.
—
No puedo saltar tan alto ni soy tan ágil como
las ranas, los parásitos me usan como transporte, mis colores son aburridos, mi
piel presenta verrugas por doquier, no puedo polinizar ni embellecer jardines
como lo hacen las abejas y por último... No puedo ser tan hermoso y libre como
tú. — El anfibio emitió un ligero suspiro.
—
Pero esos jardines estarían perdidos sin tu
presencia, imagina la cantidad de bichos sin control que se comerían esas
flores e incluso, algunos de esos intentarían hacerme daño. — Añadió
cálidamente la mariposa.
Es cierto que su voraz apetito
por los insectos tiene un fuerte impacto en esto, sin embargo, era la primera
vez que reflexionaba detenidamente sobre ese asunto, por otro lado,
considerando que él es un enemigo natural de la mariposa, le surgía cierta duda:
¿por qué ella se esfuerza en cambiar la perspectiva sobre su melancólica y
monótona vida?
—
Creo que eres afortunado de que no hayas
experimentado la constante carrera contra el tiempo que implica preservar tu
propia especie. A veces me pregunto sobre el propósito de recorrer tantos
lugares si ni siquiera he tenido la oportunidad de detenerme durante un minuto
para apreciarlos debidamente... — Dijo la mariposa admirando al cielo.
Los primeros destellos del sol
emergían tras las montañas, sus rayos matutinos acariciaban el frondoso árbol,
en ese instante, una de sus flores cayó entre los animales agónicos,
confundidos, llegaron a la conclusión de que ninguno podría entender lo que
realmente significaba la vida desde la perspectiva del otro, solo se quedaban
entre suposiciones, envidia, admiración y anhelo.
—
Si pudiera pedir un deseo, reencarnaría en un
sapo. — Comentó mientras sus alas y antenas poco a poco perdían la movilidad.
—
Y yo definitivamente lo haría en una mariposa. —
Respondió con su último aliento, y por último, sus ojos se cerraron.
La flor comenzó a brillar en
medio de los cuerpos inertes, finalmente era el momento de partir, pero no se
sabía si sería para siempre o solo un hasta luego.
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