Estaba sentado, y esta vez, no
estaba frente a la tienda de doña Florencia.
Marina prende la radio, el
locutor anuncia la noticia del día:
“Las fuerzas
militares del Ejército Nacional, están ganando la batalla contra la guerra y el
narcotráfico. En el operativo Avispa liderado por el General Cortés, lograron
dar de baja a 10 guerrilleros en combate. Estos se encontraban en las
inmediaciones del pueblo La Fortuna”
Minutos más adelante, Marina va y
despierta a su hijo, Camilo. Este se despertó aquella mañana con el júbilo de
alguien que pudo dormir la noche anterior tranquilo y plácidamente. Este, salió
de su cuarto rumbo a la cocina en búsqueda de una taza con café caliente recién
hecho por su amá, Marina. Ella se encuentra preparando la leña para encender el
fogón y así poder hacer el desayuno. Camilo la ve, se lanza a sus brazos a
darle los buenos días y pedirle la bendición para empezar el día con el pie
derecho. Marina, le sirve la taza con café para que él se lo tome ¡Recién
hecho! como a él le gusta.
Camilo sale de casa porque debe
ir a trabajar. Esta semana tuvo la fortuna de que le llamaran de una finca a
recoger café, es un contrato laboral con mejores condiciones y es hasta
diciembre. Camilo, antes de ir a su trabajo arrima a la tienda de doña Florencia,
allí atiende Josefina, la hija de Florencia y el amor platónico de Camilo.
Siempre se acerca a la vitrina pide una cervecita pal ́ calor y una caja de
chicles. Mientras se toma la cerveza conversa con Josefina y trata de
conquistar su corazón. Y entre risas y complicidad se desarrolla este nuevo
amor.
Camilo se despide de Josefina,
mira el reloj; marca las ocho de la mañana del catorce de abril. Sale y se
sienta frente a la tienda de doña Florencia, esperando el carro que lo va a
recoger para llevarlo a su nuevo trabajo. Estaba sentado esperando, de repente
llega el carro, Camilo se sube, para su primer día de trabajo.
Ya son las siete de la noche, y
Marina se pregunta por qué no ha llegado Camilo. Va a su cuarto a buscarlo,
pero, el frio de aquel cuarto inhabitado, lleno de penumbra y soledad la deja
inquieta. Sigue buscando a Camilo por toda la casa, y regresa a la cocina a
hacerle la cena porque pronto vendrá su muchacho cansado de trabajar recogiendo
café en el campo y debe alimentarse bien. Marina, inquieta se sienta en la mesa
mientras piensa en que ya han pasado muchas horas, y nada que llega su hijo
Camilo. Enciende la radio y el locutor anuncia la noticia del día:
“La operación
Avispa, bajo el mando del General Cortés, es un éxito militar, un golpe a la
guerrilla y al narcotráfico, tendremos más detalles de esta noticia más
adelante. En otras noticias, mañana seis de noviembre, se celebra el día de
todos los Santos donde se conmemora la memoria de los que ya no están presentes
en este plano terrenal. La municipalidad de La Fortuna junto con la Iglesia
está preparando unas procesiones y misas para recordar a los difuntos del
pueblo, La Fortuna”
Marina, se congela, siente una
angustia espantosa y de sus ojos empiezan a brotar lágrimas y no entiende por
qué. Mira hacia el sillón del comedor donde siempre estaba sentado su hijo, y
no ve más que la taza con el café ya frio, café que le sirvió esta mañana a
Camilo. Camilo, estaba sentado. Estaba sentado en la inmensidad de la memoria,
allí donde viven las almas para ser arrancadas del olvido.
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