A veces lo veo llegar, a esa masa
de carne, cual cosa entrando por la puerta. Veo a ese, pero no sé si ese es ese
o es el otro. El otro no avisa, sólo se aparece sin ton ni son, se viste de él,
se pone sus carnes aunque no le queden. Atrás de ese, en sus ojos perdidos se
ve que no está, ese no es, no huele a él.
La cosa no se lo lleva, lo ocupa,
respira mi aroma y el de nuestro hogar. A veces se come su comida, pero no
importa porque Diego no se da cuenta, mañana despertará, (si es que algún día
duerme o descansa) y me preguntará: "¿cómo estás?
Y yo estaré, si es q estoy,
muerta de miedo sin saber si aquel ya se fue o se quedó agazapado esperando por
mí. Muerta de miedo o muerta, no sé cuál de esos estados sea peor, tú y yo
sabemos que ninguna de esas formas las deseamos en vida.
Te grito desde adentro: "¡Diego, tengo miedo!". No lo puedo gritar por fuera porque no quiero que ese lo sepa y se dé cuenta de que estoy muerta, pero de miedo.
Comentarios
Publicar un comentario
Tus comentarios enriquecen nuestra Biblioteca ¡Gracias por Visitarnos!