Sabía que había una razón en
específico para estar soñando con fideos, pero no fui capaz de recordar por
qué. Era una jungla hecha enteramente de ellos, estaban perfectamente cocinados
pero aún así se conservaba el aroma liberador y característico de la naturaleza.
Era como si el barro se me pegara en las mejillas y el olor al caminar sobre
hojas mojadas en el suelo se confundiera con el sabor de la boca a pesar que al
pisar dominaba el balbuceo y salpicar de la selva de espagueti. A pesar del sin
sentido me sentí maravillado y decidí explorar, sentí hambre después de un par
de horas y elegí uno de tantos millares de fideos, este era del tamaño y
longitud de una manguera, estaba colgando de un fideo más grande que hacía las
veces de árbol y después de arrancarlo me rodee el cuello bien sujetado con él
para comer en el camino cuando me placiera. Pasé 10 horas caminando, para mi
diversión la jungla parecía no tener fin y el sol no cambiaba de lugar, pero
con la panza llena de fideos y los pies cansados decidí acostarme y tomar una
siesta en medio de unos troncos altos y apetitosos que rodeaban un cúmulo de
espagueti que prometía ser particularmente esponjoso. Entonces comencé a soñar
una terrible pesadilla, no podía moverme y un fantasma me susurraba algo en el
oído, producía un siseo escurridizo que inundaba el aire hasta sentirme
asfixiado. De repente desperté de ese sueño para encontrarme nuevamente en la
selva de fideos, resultó que la pesadilla de alguna forma me ayudó a recordar,
pues ahora me encontraba lleno de ira por que para mí sorpresa, toda mi vida he
detestado los fideos, fue así que descubrí que esto no fue un sueño en ningún
momento sino una pesadilla.
Furioso, comencé a recordar la
segunda pesadilla del fantasma en mi oído preguntándome por qué había sido este
el sueño que me hizo recordar la verdad, entonces lo entendí. El sueño dentro
del sueño terminó siendo de esos fenómenos del inconsciente donde desde la
ensoñación, este intenta razonar lo que ocurre cuando desde la realidad se
escapa un susurro que logra escabullirse hasta llegar al pensamiento, se
arrastra por las paredes de la imaginación y se adentra en la pesadilla para
hacerte despertar, y efectivamente, al rastrear el origen lo logré. Despierto
por fin entendí mi pesadilla al encontrarme en una jungla, esta vez de verdad,
acostado con barro en el rostro, hojas mojadas en la boca y para mi mala
suerte, la razón de mi pesadilla, una serpiente enorme estrangulandome el
cuello y lista para hacerme soñar una vez más.
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