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VII Concurso del cuento corto, SUEÑOS DE FIDEOS

 


Sabía que había una razón en específico para estar soñando con fideos, pero no fui capaz de recordar por qué. Era una jungla hecha enteramente de ellos, estaban perfectamente cocinados pero aún así se conservaba el aroma liberador y característico de la naturaleza. Era como si el barro se me pegara en las mejillas y el olor al caminar sobre hojas mojadas en el suelo se confundiera con el sabor de la boca a pesar que al pisar dominaba el balbuceo y salpicar de la selva de espagueti. A pesar del sin sentido me sentí maravillado y decidí explorar, sentí hambre después de un par de horas y elegí uno de tantos millares de fideos, este era del tamaño y longitud de una manguera, estaba colgando de un fideo más grande que hacía las veces de árbol y después de arrancarlo me rodee el cuello bien sujetado con él para comer en el camino cuando me placiera. Pasé 10 horas caminando, para mi diversión la jungla parecía no tener fin y el sol no cambiaba de lugar, pero con la panza llena de fideos y los pies cansados decidí acostarme y tomar una siesta en medio de unos troncos altos y apetitosos que rodeaban un cúmulo de espagueti que prometía ser particularmente esponjoso. Entonces comencé a soñar una terrible pesadilla, no podía moverme y un fantasma me susurraba algo en el oído, producía un siseo escurridizo que inundaba el aire hasta sentirme asfixiado. De repente desperté de ese sueño para encontrarme nuevamente en la selva de fideos, resultó que la pesadilla de alguna forma me ayudó a recordar, pues ahora me encontraba lleno de ira por que para mí sorpresa, toda mi vida he detestado los fideos, fue así que descubrí que esto no fue un sueño en ningún momento sino una pesadilla.

 

Furioso, comencé a recordar la segunda pesadilla del fantasma en mi oído preguntándome por qué había sido este el sueño que me hizo recordar la verdad, entonces lo entendí. El sueño dentro del sueño terminó siendo de esos fenómenos del inconsciente donde desde la ensoñación, este intenta razonar lo que ocurre cuando desde la realidad se escapa un susurro que logra escabullirse hasta llegar al pensamiento, se arrastra por las paredes de la imaginación y se adentra en la pesadilla para hacerte despertar, y efectivamente, al rastrear el origen lo logré. Despierto por fin entendí mi pesadilla al encontrarme en una jungla, esta vez de verdad, acostado con barro en el rostro, hojas mojadas en la boca y para mi mala suerte, la razón de mi pesadilla, una serpiente enorme estrangulandome el cuello y lista para hacerme soñar una vez más.

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