ESCILANTE ANTE EL
ESPEJO DEL ALMA
Pero como se atreven
los hombres a cruzar mis dominios, ellos todo lo quieren hacer, de
todo se creen dueños, aun con el semblante de guerreros atormentados
¿se atreven a desafiarme?, sin importar las consecuencias ¡si
quieren pasar tendrán que pagar! Pero no cualquier precio, me darán
sus vidas y todo cuanto traigan.
Algunos se han
atrevido a suplicarme que no los mate, gritan ¡Piedad, piedad feroz
bestia! ¿Qué te hemos hecho? Por los dioses; no nos mates. Pero yo,
me hago la sorda y con fuertes aullidos o voces no entendibles para
ellos, les perturbo, ¡claro que no soy tan desconsiderada! porque
mucho antes de que enloquezcan o sus corazones se detengan
drásticamente al hervir la sangre por la adrenalina del temor, yo
los digiero. De esta manera, muestro mi compasión, quitando su
sufrimiento y tratando de aliviar los míos.
¡Si! Sufro…
Aunque a nadie se lo demuestro, padezco tormentos desde el mismo
momento en que fui transformada en esto tan extraño que ahora soy.
No podría decir soy mujer, aunque conserve mi hermoso torso o cuerpo
de Ninfa; tampoco puedo decir que soy dragón, porque en realidad soy
un ser con seis largos y serpentinos cuellos adornado con espantosas
cabezas; la belleza que me caracterizaba me ha abandonado como lo
hizo con Luz Bel cuando fue expulsado del Cielo, sin mentirme a mí
misma ¡soy un espanto¡ en cada cabeza tengo tres hileras de
dientes, y que mal olor poseen, aunque son perfectos para triturar
mis alimentos, hasta el momento solo he perdido tres colmillitos
¿Pero quién lo notara? ¿A quién le importara ese insignificante
detalle a la hora de ser digerido por mí? mientras que mis doce
patas son de otra naturaleza, más parecidas a las patas de los
perros, ¡pero que rápido se mueven a la hora de la cacería!
Todo este vomito de
ser monstruoso por culpa de la malvada Circe que me transformo en
esto ser indeseable. Esa bruja llena de celos y envidia porque
Glauco, el dios marino a quien ella amaba, se enamoró de mí
perdidamente.
¿Acaso tengo la
culpa de haber nacido más hermosa que ella? es asunto de los dioses
determinar quién será una Ninfa. Y si ellos decidieron que yo fuese
una de ellas, gozo de humildad por no haber sido cualquier Ninfa,
sino la más hermosa entre ellas. Mi cuerpo perfectamente elaborado,
tanto así que aun las diosas me envidiaban; los hombres me deseaban,
pero… Estos ahora me persiguen para matarme, antes, sin necesidad
de conjuros, pócimas o engaños, permanecían cautivados por mi
desbordante belleza, mientras Circe se revolcaba en la envidia y
amargura y empleaba artimañas para atraparlos, ellos me perseguían
a donde fuera, solo por el deseo de estar cerca de mí, y yo les
complacía en sus deleites. Ahora, solo me queda resignarme a mitigar
mi sufrimiento devorando, causando tristezas, así como yo he
sufrido, aquellos a quienes esperan a quienes no volverán a ser
vistos, también lloraran y recompensaran todo mi sufrimiento.
Autor: Ninfa la
Bella.
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