Él
Ella levantó la mirada de su libro, entonces lo vio. Ahí estaba él
observándola con sus hermosos ojos cafés, delineados por unas
bonitas pestañas oscuras que le daban un aire soñador y encantador
a su mirada: tan dulce y expresiva. Tan pronto como ella lo miró, su
rostro evidenció nerviosismo y, así como había aparecido, se
escabulló entre la multitud pese a que le era imposible camuflarse
en medio de sus lánguidos compañeros de clase, se sentó a lo lejos
y más tranquilo desde ahí, la observaba con ternura, como si ella
no lo estuviera admirando en ese instante y suspirando encantada por
él: tan inocente, tan tierno, tan maravilloso, tan real...
Emmy
Lovelace
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