Ir al contenido principal

Concurso de Cuento corto: La Paz se hace letra 20.17: Cuervo de Alas Rotas.



Área Cultural, Biblioteca Universidad del Valle, Concurso de cuento, Cuento corto, Estudiantes Universitarios, Grupo Promoción Lectora y Lenguajes Lúdicos Creativos, Promoción lectora,


Cuervo de Alas Rotas.

y recita con inspirado acento: “Y mi alma, de esa sombra que allí flota fantasmal, no se alzará… nunca más.” Acto seguido, oscuridad total, silencio absoluto, paz perfecta.

El comienzo no mucho dista de todos los demás. Tal vez se habrá cansado de la ilusoria idea de vivir de lo que amas, idea vendida y bastardeada por seres corruptos y avaros, como vampiros alimentándose de sueños ajenos. Él se consolaba años atrás diciendo que nada podía ser peor que como sucedía en el siglo XXI, pero después de tantas décadas, el tiempo mismo le ha demostrado que sí.

Al caminar, gustaba de escrutar con aséptica mirada a cada una de las personas que a la lejanía veía venir, y que sabía que más temprano que tarde, estarían hombro a hombro. Y en todos veía lo mismo; rostros, que, como espejos, reflejaban el hastío de una rutina diaria que los carcomía por dentro día tras día. Detalla a un personaje en un restaurante: traje, saco, corbata, portafolio negro, y un celular que no deja de llevarse a la oreja tras cada pitido sin dar tregua para que, por lo menos, el hombre pudiese comer a gusto. Pero no, hábilmente, ya como por costumbre; por un lado de la boca masticaba apurado, y por el otro, discutía su horario una y otra vez, tratando de hacer encajar juntas y reuniones, para después salir trepidante sin siquiera, agradecer por la comida. Los pensamientos de Ángel son escalpelos que perforan y abren cuán bóveda su cráneo: ¿Te hace rendir el tiempo el afán?, ¿Es así como celebramos la oportunidad de estar vivos y respirando? Apenas podemos recordar qué vino antes de este precioso momento. De esta sacra realidad. ¿Es ésta la forma en que invertimos nuestros no-contados días en esta parábola de la vida? Ángel empieza a aguzar la vista: frentes perladas con gotas de sudor, personas mirando angustiosamente el artilugio en sus muñecas, cejas arqueadas, cejas fruncidas, febriles miradas. Pululan ojos de desconfianza, y pulcritud en el egocentrismo.

Con la moral y fe suficientemente abolladas, Ángel vuelve a su oscura burbuja, puesto que sus poco diáfanas cortinas no dejan pasar mayor rayo de luz.

El artefacto de metal se vuelve cada vez más pesado en sus manos.

Aquellos que le sirvieron de hogar por muchos años, quedarán destinados a acumular polvo, abandonados en un librero. No hay nada para él allá afuera, y no le sorprende que eso no le haya dejado estupefacto.

El artefacto de metal hace un click intimidante.

Estira un brazo para alcanzar a su mejor amigo olvidado ya por el nuevo mundo, y uno de sus mejores refugios. Abre el tomo justo en la página que él conocía ya de memoria… y recita con inspirado acento: “Y mi alma, de esa sombra que allí flota fantasmal, no se alzará… nunca más.” Acto seguido, oscuridad total, silencio absoluto, paz perfecta.


Ángel ha tirado del gatillo, las alas de este cuervo se han roto.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Concurso Cuento corto: LA NEGRA CARLOTA

LA NEGRA CARLOTA Ahí viene! La negra Carlota que se pasea por la plaza, los chicos se vuelven locos por su cintura y su cadera. Pero mira que no ven lo que lleva por dentro, se siente triste, absolutamente sola, denigrada y sin dignidad aluna. Por qué todos los días, tiene que salir a vender su cuerpo, para poder mantener a sus ocho hijos. MARIA CUENTO

VIII concurso del cuento corto, ¿NO SABES DE SEBAS?

 ¿ NO SABES DE SEBAS? Toda las comodidades posibles su familia le entregó, vistió bonito bajo la luna y fresco bajo el sol, no le gustaba la lluvia y se quejaba del calor; la primera su cabello despeinó, la segunda excesiva transpiración le brindó. Estudió, entrenó y trabajó, pero nada de eso le gustó. Sus parientes le enseñaron lo bueno y lo malo él escogió. Una amistad le presentó la calle y eso sí que le encantó. Conoció una amiga nueva y con ella se quedó, fue un cambio abismal; pasó de su casa a un callejón. La ese se agrandó, ahora se cree un dios, dejó de ver por ojos ajenos y de todo se adueñó. Venía de la nada, pero iba por todo. Las caricias de su madre jamás las aceptó, las de su abuela siempre las ignoró, y los consejos de sus tíos nunca los escuchó. Hasta los quince años de su casa no salió. Si un día quiso aquellos zapatos; mami se los compró Quería estar a la moda; papi lo vistió. Como la e, salió de noche sin saber para dónde fue, vistiendo de negro desde la cabe...

VIII Concurso del cuento corto, SANTA ELENA CITY

Dicen que estoy loco. Algunos se preguntan cómo terminé aquí, pescando en el caño de la galería Santa Elena. Yo les digo que no es ningún caño, que es un río, pero que ellos todavía no lo pueden ver. Se ríen de mí, tomándome como un caso perdido. Qué más da, sigo en lo mío, tratando de pescar alguna rata en este majestuoso río negro que se extiende por toda la ciudad. ¿Que cómo uno termina viviendo a la orilla de un caño, en medio de la basura y de los adictos? Eso es fácil de responder, toda la respuesta radica en que uno se aburre, se cansa, se fastidia de llevar una vida inalterable. Se cansa de las mañanas en las que te levantas y quieres seguir durmiendo, pero sabes que si sigues durmiendo al rato llegarán las llamadas de tu jefe para preguntarte no cómo estás, sino cuánto tardas en llegar. Un ser humano normal se fastidia del día a día, de la lucha por la supervivencia urbana, de los malos tratos entre nosotros mismos, de los horarios, de las metas que tienes por cumplir. Díganme...