Felicidad
de
una
licencia
Por más que lo miraba, ella no comprendía la razón de por qué lo tuvo.
Mientras
digitaba,
y
miraba
la
pantalla
tal
cual
máquina
que
sólo
procesaba
y no
razonaba,
de vez
en
cuando
salía
de
su
letargo,
e
intentaba
responderse
y
descifrar
el
motivo.
Para
ello,
de vez
en
cuando
lo
miraba
con
ese
disimulo
que
solía
caracterizar
a aquella
mujer
orgullosa,
a
aquella
mujer
que
creí
saber
que
todo
estaba
bien,
que
todo
estaba
en
calma,
pero
que
tenía
un
presentimiento
latente
y
una
pregunta
en
el
aire.
De
vez
en
cuando,
cruzaba
palabras
con
aquel
individuo,
del
cual
su
imagen
no
era
otra,
que la
más
corriente
y
común
para
cualquier
muchacho
de
su
edad.
De
vez
en
cuando,
este
límite
de
palabras
se
borraba,
pero
aún
estaba
su
pregunta;
de
vez
en
cuando
ella
se
permitía
presentar
en
conversaciones,
otra
temática
que
no
fuera
lo
común
y
diario;
de
vez
en
cuando
ella
le
permitió
sonrisas,
ella
se
permitió
sonreír,
de
vez
en
cuando,
estando
en
su
espacio
aparecía
repentinamente
en
su
mente,
la
misma
pregunta
con
otras
palabras
¿qué
significaban
aquellos
elementos?
Pasaron
los
días,
y de
vez
en
cuando
se
convirtieron
en
instantes
que
la
vida
le
obligaba
a
permitirse,
por
lo
que de
vez
en
cuando
ella
le
rozaba
su
mano,
él
la
abrazaba;
de vez
en
cuando
ella
le
regalaba
sus
caricias,
él
la
besaba;
de vez
en
cuando
ella
lo
cubría
con
ese
cariño
tan
nuevo
en
su
vida,
él
la
amaba.
Y
un
día
así
de
repente,
el
libro,
la
biblioteca,
la
oscuridad
y él
tomaron
forma:
la
pasividad
de
su
vida
era
aquella
biblioteca,
el
libro
todas
las
metas
con
las
que
había
dejado
de
soñar,
la
oscuridad
resaltaba
que
sólo
los
dos
necesitarían
estar
ahí;
y él,
quien
en
su
sueño
recogió
su
libro
caído
y
mientras
se
levantaba
le besaba
la
mano,
era
él,
sin
metáforas,
ni más palabras.
Así
ella
comprendió
el
sentido
y
motivo
de
aquel
sueño,
porque
sin
éste,
jamás
ni
de
vez
en
cuando,
se
habría
permitido
mirar
a
aquel
individuo,
intercambiar
miradas
tan
sólo
para
preguntarse
por
qué
hizo
presencia
en
su
sueño;
ni
hablar
de
vez
en
cuando
con
él
para
darse
respuesta,
ni reír
de vez
en
cuando;
ni
amarlo
ni ser
feliz
para
toda
una
vida.
La
O corriente.
Comentarios
Publicar un comentario
Tus comentarios enriquecen nuestra Biblioteca ¡Gracias por Visitarnos!