Génesis
Pasaron
milenios desde su conformación, aparentemente sucedió ayer aunque
ya fue hace mucho. Ahí, en la aldea oculta de los pensamientos,
existía una pequeña tribu de palabras, al principio reinaba el caos
y la confusión, estaban mal escritas y carecían de significado. Por
lo general migraban entre universos, atravesando libros, bibliotecas
y estanterías. A veces se asentaban en la mente alienígena, para
luego recorrer el intangible mundo de la imaginación.
Poco a
poco se fueron organizando en la ciudad de las ideas, construyeron
una pequeña sociedad donde se destacaron dos líderes peculiares. En
las noches gobernaba el Espacio y en los días imperaban los mandatos
del Tiempo. Ambos se complementaban y contradecían a la par, lo
hecho por Espacio era inmediatamente destruido por Tiempo, y
viceversa al intercambiarse el poder durante cada período. Las
palabras se acostumbraron a ser sus fieles seguidores, acrecentando
la extraña y simbiótica relación entre Espacio y Tiempo.
Ellos
vivieron como reyes protegidos por sus murallas, los vasallos
vigilaban la entrada de la fortaleza, mientras los otros miembros del
séquito se encargaban de la cocina y la limpieza. Cada uno a su
manera, con la delicadeza de la primavera y la templanza de la
naturaleza, concedieron al pueblo prosperidad y abundancia. Sus
impecables trabajos generaron envidia en los demás reinos de
palabras, aumentando el regocijo y la felicidad.
La
perfección fue precedida por el aburrimiento, las palabras agobiadas
por la cotidianidad, exigían nuevas experiencias para cambiar la
rutina diaria. Anhelaban grandes vivencias, dignas de transmitir a
las siguientes generaciones. Acatando las peticiones, Tiempo partió
con rumbo desconocido y empezó su travesía una mañana de Agosto.
Superó las angostas fronteras del más allá, se había marchado sin
despedirse. Deseaba volver con la respuesta maestra, la clave al
enigma de la vida aclamado por sus adoradas palabras. Dejado el
control a Espacio todo cambió.
Tiempo
nunca regresó y las palabras se desesperaron por su ausencia.
Motivadas por los hechos Viaje, Vacaciones y Aventura abandonaron la
jaula, decidieron perseguir a Tiempo con la distante ilusión de
encontrarle. Querían verlo y preguntarle sobre el misterioso origen
de sus desdichadas existencias, con tan mala suerte no lograron
cruzar hacia el más allá. Se perdieron del camino y desaparecieron
en el inteligible rincón del olvido.
La
situación se puso tensa, ahora las palabras no podían salir.
Entonces Espacio trató de calmar a todos con su habitual discurso
nocturno, él intentaba apaciguar los ánimos pero sus esfuerzos
fracasaron. Las palabras no tuvieron consuelo, Dinámica no aguanto
la fría prisión estática, a la cual había sido condenada desde la
desaparición de Tiempo y se suicidó bajo la presión del momento.
El resto de palabras quedaron estupefactas, una tras otra fueron
explotando de la ira hasta extinguirse.
Así
se creó la conciencia, con el desgarrador crujido del “big bang”
aparecieron los liberales recuerdos de nuestra presencia. A partir de
ese instante la suerte estuvo echada y el resto de la historia ya ha
sido contada. Iniciaron los primeros pasos del hombre en el planeta
Tierra.
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